Un maná inesperado y un astro llamado Mbappé: reforzada por el dinero fresco inyectado por su nuevo accionista CVC, el fútbol francés espera entrar en una nueva dimensión de la mano de su mejor jugador, Kylian Mbappé, que permaneció fiel a la Ligue 1, que echa a andar el viernes.
Estadios a puerta cerrada, partidos aplazados, un difusor en horas bajas, riadas de procedimientos judiciales, incidentes en las gradas, crisis económica, decepciones en competiciones europeas... Los estigmas de las últimas temporadas aún persisten como nubarrones negros sobre la Ligue 1.
Pero después de tres años de crisis, ¿se vislumbra al fin algo de luz? El fútbol francés sueña con dar el gran salto: la temporada 2022-2023 debe ser la de la "revolución", según Vincent Labrune, el presidente de la Liga de Fútbol Profesional (LFP).
En toda revolución es necesario un líder. Y la Ligue 1 lo tiene, más sólido que nunca, al frente del poderoso París SG.
El vigente campeón de Francia, ya hiperactivo en el 'mercato' estival (cerca de 100 millones de euros invertidos antes del mes de agosto), aspira a un undécimo título de liga, que marcaría el récord absoluto por delante de los 10 títulos del histórico Saint-Etienne, descendido la temporada pasada a la Ligue 2 junto a otro ilustre, el Burdeos.
En plena refundación, el club propiedad de Catar dio un acento más francófono a su primer equipo, con el entrenador Christophe Galtier y sobre todo con la renovación de Mbappé hasta 2025, un golpe maestro y de reafirmación ante el gigante español Real Madrid, uno de los principales rivales europeos del PSG.
"Para hacer la novela de la Ligue 1 aún más apasionante, necesitamos grandes estrellas. Kylian Mbappé es una superestrella", aseguraba Labrune a finales de mayo sobre el campeón del mundo de 23 años.
Pero en el plano nacional, ¿quién podrá hacer oposición al PSG y a su tridente Messi-Neymar-Mbappé? Nadie lo logró el año pasado y la diferencia parece aún abismal.
La carrera por los puestos europeos parece sin embargo más igualada. El Olympique de Marsella, segundo el año pasado, sigue siendo un candidato serio, aunque las sacudidas internas podrían lastrarle desde la marcha del entrenador argentino Jorge Sampaoli y su sustitución por el croata Igor Tudor.
Por contra, el Lyon se muestra al alza con la llegada del millonario estadounidense John Textor, futuro accionista principal. Ambicioso, pero privado de competición europea, el club de Jean-Michel Aulas, que sigue en el puesto, tendrá todas sus energías puestas en la liga. Sus bazas, el entrenador Peter Bosz y las antiguas glorias Alexandre Lacazette y Corentin Tolisso, de vuelta a casa tras brillar en el Arsenal y el Bayern Múnich respectivamente.
¿Y qué decir del Niza y de su proyecto Ineos, que promete un presupuesto a la altura de sus ambiciones? ¿O del Mónaco, que aún podría dar un golpe en el 'mercato' y que está en plena pelea por acceder a la fase de grupos de la Champions vía previas? ¿O de un Rennes cada vez más regular bajo la batuta de Bruno Genesio?
Con sólo dos billetes directos a la Champions, la lucha se anuncia encarnizada, para alegría del difusor principal Amazon Prime Video.
Pero el dossier de los derechos de televisión pasa sin embargo a un segundo plano esta temporada, muy lejos de los 1.500 millones de euros del fondo de inversión CVC, accionista de la nueva filial comercial de la LFP por un 13%.
El trato, muy esperado, permite pagos que resultan muy bienvenidos para los clubes. Algunos percibirán al menos 33 millones de euros durante tres años, hasta los 200 millones que espera recibir el PSG.
Este caudal económico debe servir a las infraestructuras, a la formación, a los proyectos de desarrollo pero también para el 'mercato'.
Sin olvidar la seguridad, un punto oscuro del último ejercicio, marcado por los altercados en las gradas en numerosos estadios.
El dinero fresco ayudará a clubes de segundo nivel, como los recién ascendidos Toulouse, Ajaccio y Auxerre, en una temporada que se anuncia angustiosa por la zona baja de la tabla. En efecto, la Ligue 1 pasa a 18 clubes el año que viene, y cuatro equipos bajaran a segunda división, mientras que sólo dos ascenderán.
Un formato casi tan novedoso como el calendario: un inusual parón de 45 días está previsto en noviembre, Mundial de Catar obliga.
Pero hasta entonces el fútbol galo tiene tiempo para mudar su piel por otra mucho más brillante.
ama/tmt/iga/dr