El avance imparable de la sequía en España y, en concreto, en la cuenca alta del Tajo, cabecera desde la que parte el trasvase Tajo-Segura ha encendido todas la señales de alarma en el campo alicantino, donde la situación actual es de tranquilidad porque hay agua almacenada, pero con un futuro más que complicado, sobre todo a final de año y principios de 2023, cuando si no hay agua no se plantará la cosecha de hortalizas de primavera y verano. El problema llega porque ya nadie duda ya en España de que si no llueve el próximo otoño -el secretario de Estado de Medio Ambiente Hugo Morán lo ha apuntado esta semana- habrá restricciones para el regadío, ya que el abastecimiento urbano tiene prioridad. Recortes que ya han empezado en el trasvase Tajo-Segura en forma de merma mensual con lo cual los agricultores están tirando de las reservas de la propia cuenca del Segura. Estas se acabarán a final de año y no podrán ser cubiertas ni con el agua desalada en Torrevieja, debido a que el caudal para abastecimiento urbano tiene prioridad.