Con las manos en la cabeza, un tanto incrédula y escoltada por dos jueces, María Pérez aguardaba en el pit lane su reincorporación a la carrera. Para entonces, el sueño del podio se había esfumado. La granadina debía cumplir una sanción de dos minutos después de recibir tres avisos por pérdida de contacto con el suelo, y se quedaba sin opciones en los 20 kilómetros marcha , la primera prueba que repartía medallas en el Mundial de Eugene . Pérez llegaba a la cita como una de las grandes esperanzas de la delegación española. La campeona de Europa de 2018, cuarta clasificada en los Juegos de Tokio, aparecía en el Mundial con una motivación especial. Había preparado esta carrera a conciencia. Al igual que el resto de marchadores, llevaba en Colorado desde finales de junio, una concentración a 1.600 metros de altitud que debía afinar su forma. Se sentía bien, con ganas, pero no contaba con un fiasco semejante. La española recibió su primer aviso ya en el kilómetro dos. Una mala señal. Para entonces, ya se habían escapado por delante la peruana Kimberly García León y la china Shije Qieyang , un ataque que parecía prematuro. Hacía calor soportable en Eugene. Nada que ver con el pasado Mundial en Doha. Tampoco con la humedad que debieron soportar los atletas en Sapporo, sede de la marcha en los Juegos de Tokio. Pero aún así la sensación térmica, en las horas centrales del día, provocó que las atletas abusaran del agua y de las toallas húmedas. Pérez recibió el segundo aviso en el kilómetro seis, cuando también habían saltado de su grupo la polaca Katarzyna Zdzieblo y otra de las cuatro chinas, Zhenxia Ma. Las distancias se iban agrandando, pero daba la sensación de que las favoritas, entre ellas la española, aún tenían controlada la situación. No era así. Pérez, agazapada bajo unas gafas de sol, gorra blanca calada hasta las orejas, aguantaba en un tercer grupo junto a la actual campeona, Hong Liu, y a la australiana Jemima Montag, que llegaba con la mejor marca de la temporada. Se suponía que a ellas les correspondería llevar la voz cantante en el segundo tramo de la carrera, pero la atleta granadina ni siquiera llegó a ese momento. Antes, kilómetro 8, recibió ese tercer aviso que condenaba por completo sus opciones. Llevaba 33 minutos de carrera. La española era obligada a detenerse en un aparte del recorrido y esperar dos minutos antes de poder reincorporarse a la prueba. Para cuando lo hizo estaba cerca del puesto treinta, a más de tres minutos de la cabeza. Intentó una remontada heroica que volvió a ser cercenada por los jueces con un cuarto aviso ya definitivo. Pérez acababa siendo descalificada en el kilómetro trece, justo al mismo tiempo que la peruana Kimberly García León lanzaba un nuevo y definitivo ataque en la cabeza hasta lograr un oro histórico para su país. Este año ya había sido tercera en la Copa del Mundo por equipos, celebrada en Muscat. Desfondada la china Qieyang, la plata acabó siendo para la polaca Zdzieblo, que la superó a falta de poco más de dos kilómetros. China, que defendía el triplete de Doha, se tuvo que conformar con el bronce.