El concepto de barrio cerrado llegó a la Capital Federal. Hoy los desarrolladores apuntan al consumidor final que busca vivir conectado con la naturaleza, cerca de la ciudad y con más seguridad. ¿Qué características tienen esto desarrollos?
En los '90 los country y barrios cerrados asomaban como una nueva tendencia para afianzarse con el paso de los años hasta convertirse en una de las opciones más elegidas por quienes buscan seguridad y espacios verdes. Hoy parecen haber llegado, con su versión urbana, a la Capital Federal.
En Devoto, Parque Chacabuco, Caballito y hasta Versalles se están construyendo edificios con una impronta distinta a la convencional en donde se priorizan los espacios al aire libre y claro la seguridad.
"Esta tipología de emprendimientos existieron siempre. Si vos ves por ejemplo Madero Center en Puerto Madero, es como un condominio con espacios verdes comunes. Estos que están surgiendo ahora son similares, pero con terrenos más pequeños", explica Daniel Bryn, socio de Invertir Real Estate.
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En Devoto, se anunció un country urbano, un concepto nuevo que busca atraer a otro tipo de compradores.
De la mano de la desarrolladora cordobesa Ecipsa, se arrancó en el último trimestre del año con un complejo de cinco edificios en 3 hectáreas delimitadas por las avenidas Salvador María del Carril, General Paz y Lastra.
En el otro extremo de la Capital Federal, con la obra ya finalizada el edificio Terrazas de Volcán en el barrio porteño de Parque Chacabuco se comercializa como un country urbano. Sobre la Avenida Cobo, entre Hortiguera y Zelarrayán, en el límite entre el Bajo Flores y Parque Chacabuco requirió una inversión de más de $ 550 millones.
Si bien se trata de edificios con unidades que van entre los dos y cuatro ambientes, hay características que los definen como verdaderos countries urbanos. La seguridad, los amenities y la mayor conexión con la naturaleza.
"En la mayoría de los casos se trata de terrenos en bordes de la Ciudad, en principio porque no hay terrenos tan grandes en Recoleta, Belgrano o Nuñez. Y este tipo de desarrollo necesitan un espacio grande en donde haya mucha presencia de verde para poder darle el toque de country urbano", explica Bryn.
Las unidades en estos desarrollos son más grandes y espaciosas porque apuntan a un consumidor final que busca un lugar para vivir con su familia. "Los departamentos son más accesibles en cuanto a precios, con expensas más bajas, las vistas suelen dar a un parque central. Tienen seguridad, amenities, con uno o dos SUM, parrillas y al menos dos piletas", detalla Bryn.
Y como están pensados para las familias, tienen espacios abiertos con juegos, canchas de fútbol y hasta de básquet para jugar con los chicos, "se diferencian de los edificios clásicos de la Ciudad de Buenos Aires. Buscan acercarse al modelo de country de zona norte", resume el empresario inmobiliario.
La falta de créditos hipotecarios se hace sentir en un mercado inmobiliario amesetado en cantidad de ventas. En diciembre apenas se superaron las 3000 operaciones de compra-venta en el mes.
"Este tipo de emprendimientos suelen tener finalizaciones más largas porque se construyen por módulos. No se construye todo junto porque no les da la plata", detalla el inmobiliario.
"Suelen ofrecer financiación propia que es de entre 3 y 5 años, con una tasa que se ajusta por el índice de la Construcción con la ventaja que se abona en pesos", agrega.
Lo cierto es que hoy los desarrolladores buscan atraer a un público que se aburrió de los edificios estándar de la Ciudad de Buenos Aires y al consumidor final que por una necesidad de expansión está en busca de sumar más metros cuadrados pero en un contexto de verde y aire libre.