El titular del Juzgado Central de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional, Manuel García Castellón, y el representante de la Fiscalía Anticorrupción en el caso Villarejo, Miguel Serrano, cuestionaron varias veces la versión del presidente de Iberdrola Ignacio Sánchez Galán cuando el pasado 18 de enero declaró como investigado por los contratos de la eléctrica con las empresas del polémico comisario. Y no ya tanto por el hecho de que negase haber sabido nada de aquello y depositase toda la responsabilidad en subordinados situados en un «segundo o tercer nivel» bajo su puesto, sino porque también dijo desconocer las diferentes circunstancias de la compañía que motivaron aquellos encargos.
«No le estoy preguntando por cuestiones menores. En un mundo de hiperliderazgo los grandes jefes conocen hasta los mínimos detalles, como se ha demostrado en todos los ámbitos. Por eso, me extraña el desmarque permanente que tiene con asuntos estratégicos como sobre los que le pregunto», dijo el fiscal a Galán en un momento del interrogatorio, al que tuvo acceso íntegro ABC.
El juez, que le había hecho saber ya desde el inicio de la declaración que su función no era «ir a pillarle» sino preguntar para hacerse «una idea general», mantuvo un escepticismo similar cuando Galán insistió en que el exjefe de Seguridad de Iberdrola, Antonio Asenjo, era «autónomo» y tomaba sus propias decisiones, de las que no le daba cuenta ni informaba. «Ni yo le contraté ni con él despachaba porque no tenía el nivel para ninguna de las dos cosas. Era una persona más de la organización dentro de los 40.000 empleado que tenemos», señaló.
Entre esas decisiones estarían, según el sumario, las de contratar a Villarejo para misiones como espiar al entonces presidente de Endesa Manuel Pizarro, al de ACS, Florentino Pérez; a miembros de una corporación municipal en Arcos de la Frontera o a un consejero díscolo de Ibedrola, pero Galán reiteró una y otra vez que Asenjo no le dio cuenta de ninguno de estos asuntos y que de haberlo sabido, «nunca lo habría autorizado».
«¿Cómo un jefe de Seguridad se va a atrever a algo así?», le replicó el instructor. «Ningún jefe de seguridad se atrevería si quiera a tocar a gente tan importante como el presidente de Endesa o Florentino Pérez por sí mismo. No tiene mucho sentido», señaló en otro momento García Castellón.
Fueron dos horas y veinte minutos de comparecencia durante las que el presidente de Iberdrola explicó que la estructura interna de la compañía da autonomía a los distintos niveles de responsabilidad, incluido en el área de Seguridad. «Tiene autonomía para tomar las decisiones que considera necesarias en ese sentido. Nadie en el consejo teníamos ninguna cosa que decir de lo que él tenía que hacer. Él sabía lo que tenía que hacer y contrataría lo que considerara oportuno. No tenía ningún tipo de limitación en las funciones que tenía encomendadas y el consejo le había dado la confianza para poderlas ejecutar», aseguró.
Con esta premisa, negó haber estado al tanto de nada de lo que se traía entre manos con el comisario y declinó comentar sobre los audios entre ellos que tanto el juez como el fiscal le fueron mencionando por no haber estado presente en esas conversaciones. Sí dijo que la terminología que ambos usaban, en todo caso, le hacía «reír».
«Las acciones buenas o malas que ha tenido el señor Asenjo, pues él reportaba a los que tenga que reportar al respecto, pero no a mi. En ese tema no tengo ninguna intervención ningún conocimiento. Son autónomos para tomar las decisiones que consideren oportunas (...) Este señor ha sido cesado porque tomó decisiones equivocadas, está cesado (...) Cuando nos hemos enterado ha sido cesado. Nos hemos enterado ahora cuando todo esto ha estallado«, añadió el presidente de Iberdrola.
El fiscal le preguntó por qué siendo una persona «de tercer nivel» y con la que dijo no despachar porque no llegaba a su altura, le recibió en su casa antes de que cesara en la empresa y si era cierto que en aquella reunión pactó los términos económicos de su salida. Galán se desmarcó tanto del despido -«el departamento de compliance informa y recursos humanos toma las decisiones y eso no viene arriba»-, como de la indemnización que recibió de la compañía y enmarcó en la normalidad aquella recepción en su vivienda.
«Asenjo me llamó para decirme que quería despedirse de mi y que tenía un problema grave de salud. Vino a contarme su problema de salud y que todo este tema de su cese le estaba afectando mucho más a su salud, que le iban a operar de un tema grave de corazón y que quería despedirse de mi por el riesgo que entrañaba esa operación y quería decirme que se iba», explicó.
Según declaró, le recibió en su casa un domingo porque es allí donde tiene despacho los fines de semana y lo hizo «como a tantas personas» porque a su parecer, «el ser humano es lo más importante de la actividad económica». «Intento en lo posible al que quiere a verme escucharle, y en este caso por el agravante de una persona que estaba en un estado de salud grave», añadió. «¿Con una persona de tercer nivel?», replicó el fiscal. «La misma que con decenas de personas que recibo en cualquiera de los sitios a los que voy», zanjó Galán.
En todo caso, reiteró varias veces a lo largo del interrogatorio que de haber conocido esos supuestos espionajes a personas como Manuel Pizarro o Florentino Pérez «jamás» los hubiera autorizado porque lo ha sufrido en sus propias carnes. «Ni lo he conocido ni lo hubiera autorizado en ningún momento, pero sí le tengo que decir, ya que me habla de espionajes, que yo sí he sido espiado, tiene este juzgado información de esos espionajes a mi persona por parte de Villarejo con algunos datos de personas que acaba usted de citar que parece que tenían tener mucho interés en conocer cosas de mi vida y lo que yo hacía», añadió.
En esta línea, prosiguió: «Yo jamás he estado obsesionado con ninguna persona. Del señor Pizarro tengo la mejor opinión y no necesitaba ningún tipo información porque la tenía directa cada momento como quisiera a través mi presidente o con su consejero delegado. Y respecto de la otra persona, yo jamás he estado obsesionado», dijo en referencia a Florentino Pérez. Sin llegar a mentar su nombre, sí explicó que con él lo que tuvo fueron «diferencias desde el punto de vista empresarial» que se zanjaron con el respaldo del consejo de Iberdrola y en el Supremo.
«Yo le rogaría que investigue ese espionaje que he sufrido en un pueblo de Zamora por parte de Villarejo que consta en sus papeles, donde sí consta la obsesión de esa persona que usted ha citado y se dice que está obsesionado con Galán», apostilló. El juez, tal y como informó este diario, le brindó in situ la posibilidad de personarse «con otra condición y en otro momento determinado» ante él para ver qué indicios hay de ese espionaje que afirma. De momento, consta una anotación en la agenda de Villarejo que menciona una comida de Galán y describe a sus interlocutores. Ha sido denostado por inválido como único indicio.
