Nuestros gestos nos traicionan y, además, son incontrolables. De cara a los demás es posible regular una sonrisa, una mueca de miedo o una mirada de ira, pero de nuestra amígdala cerebral parten ‘microexpresiones’ que apenas duran segundos y delatan cada una de nuestras emociones. Lo sabe bien Óscar Sánchez-Crespo, experto en comunicación gestual al frente de la única empresa europea, de nombre homólogo, que realiza peritajes judiciales. Su trabajo consiste en analizar el lenguaje corporal de una persona y sus reacciones faciales para comprobar si su discurso está siendo espontáneo o si esconde algo. Y lo hacen con un modelo numérico y una técnica precisa que no deja espacio a la interpretación personal. «Este trabajo no tiene nada que... Ver Más