El Congreso de Honduras inauguró su periodo legislativo este viernes en un clima marcado por la violencia. Tras la elección de una directiva provisional y la rebelión de 20 diputados del partido de Xiomara Castro, la presidenta electa, llegaron los empujones, golpes e insultos en lo que debió de ser una sesión solemne.
La trifulca se inició cuando un grupo de diputados disidentes del partido izquierdista Libertad y Refundación, vencedor de la contienda electoral en la que fue electa Castro, propuso como presidente provisional del Parlamento a Jorge Cálix, otro de los disidentes. Sin embargo, esta medida violaba el pacto que la coalición ganadora había establecido como presidente a Luis Redondo.
A los pocos minutos, Castro aseguró a través de su cuenta de Twitter que la «la traición» se había consumado. También lamentó la elección de Cálix. Mientras tanto, ambos bandos se liaron a golpes, lanzando bolsas de agua y provocando una crisis en la alianza que encabeza Castro.
Ante los señalamientos de la presidenta y el resto de diputados del partido Libre, los parlamentarios disidentes aseguran que no son traidores. "Solo le digo al presidente Manuel Zelaya, tranquilo, seguimos respetando su investidura como coordinador general. Lo que ha pasado en el Congreso es el blindaje de los 4 años de Xiomara Castro como presidenta», aseguró Edgardo Castro, uno de los que la presidenta ha señalado de traidor.
Por su parte, el partido Libre aseguró en un comunicado que Castro «no aceptará que la juramente un presidente del Congreso surgido de la traición y que, de acuerdo con la Constitución, su Promesa de Ley como Presidenta Constitucional, la presentará ante un Juez de la Republica y ante el pueblo hondureno, el jueves 27 de enero a las 12:00 del dia, en el Estadio Nacional». De esta forma se abre un nuevo capítulo incierto para la reciente gestión de Castro.
