Mientras en el resto del mundo los menores viven su niñez en países que ofrecen posibilidades, seguridad y preservación de sus derechos, en Palestina la situación es muy diferente. Amal Nakhleh es un niño de 17 años del pueblo abandonado de Beit Nabala que actualmente reside en el campamento para refugiados y refugiadas de Palestina de Al-Jalazun, en Cisjordania. Se trata del primer niño palestino bajo detención administrativa en prisiones israelíes sin acusación. Antes de este arresto, Israel secuestró a Amal cerca de un área llamada Atara Checkpoint, el juez de la corte israelí no encontró ninguna evidencia para condenar a Amal por lo que decidió liberarlo, pero la inteligencia israelí insistió en transferir a Amal a una situación de detención administrativa con el pretexto de que existe un expediente secreto en su contra. Cuando el juez pidió ver este expediente los miembros del servicio de inteligencia se negaron.
“Lo que nos está poniendo muy nerviosos es el estado de salud de Amal. Él sufre una enfermedad autoinmune llamada miastenia grave y sus síntomas empeoran cuando se encuentra en situaciones o ambientes tensas. No puede tragar, respirar, ni mover las extremidades o los labios, ni tampoco puede cerrar los ojos. Además, hace poco Amal sufrió un cáncer por un tumor que le salió en el pulmón y le operaron para extirparlo. Esto hace que mi hijo tenga un sistema inmunitario muy débil que le impide recibir la vacuna contra el coronavirus y, por lo tanto, también se encuentra en una situación muy vulnerable con respecto a la infección del virus que podría afectar a su ya debilitado pulmón”, relata el padre de Amal, Muammar Orabi.
El señor Muammar solo ha podido visitar a su hijo dos veces en un año. “Me pidió que entregara su mensaje a todas las instituciones de derechos humanos. Está haciendo un llamamiento a todas las organizaciones internacionales para que analicen su situación. Él es como cualquier niño y tiene derecho a vivir como el resto de los niños del mundo”.
Amal lleva un año y dos meses en prisión y ha manifestado a sus familiares su intención de hacer una huelga de hambre a pesar de que su estado de salud no se lo permite. “Traté por todos los medios de persuadirle para que cambiara de opinión, pero se negó porque según dice no tiene otra manera de luchar contra su injusta detención administrativa. Es su forma de presionar al sistema israelí y obligarle a que le devuelvan su libertad”.
El joven refugiado de Palestina debería haber sido liberado el 18 de enero, pero no ha sido así. El tribunal israelí decidió el pasado 13 de enero de 2022 renovar su detención administrativa durante 4 meses más. Fue en ese momento cuando el joven refugiado de Palestina amenazó con la huelga de hambre como única y desesperada salida. Cada vez que Israel renueva y amplía la duración de la retención sin cargos de Amal se destruye su esperanza.
“Israel no diferencia en su trato entre un niño y un adulto. Esto es una tortura psicológica para Amal y para nosotros, su familia. No sé cómo evolucionará la salud mental de mi hijo a largo plazo”, comenta apenado su padre.
La política de detención administrativa es un procedimiento utilizado desde el Mandato Británico en 1945 que tenía como objetivo arrestar a los palestinos y palestinas sin una razón clara, alegando la existencia de un archivo secreto. Durante decenas de años, Israel ha llevado a cabo la detención administrativa contra la población palestina porque creen que constituyen una amenaza. "¡Cómo puede un niño como Amal asustar a un país tan grande y armado como Israel!”.
Muammar y su familia han lanzado una campaña en favor de la defensa de los derechos humanos, y en concreto de los de su hijo, contactando a varias instituciones especializadas como la Cruz Roja. Un comité médico de derechos humanos visitó a Amal hace meses en la prisión y redactó un informe médico que han enviado a todas las organizaciones. “El informe indica que Amal necesita salir de inmediato y necesita tratamiento médico y pruebas para evaluar su estado de salud”, confirma Muammar. El informe enfatiza la necesidad de Amal de accede al tratamiento de su enfermedad cada 4 horas. La familia guardó hasta el final la esperanza de que Israel respondiera positivamente a esta solicitud de carácter humanitario pero la en su lugar se renovó su detención.
“Siento mucho miedo por mi hijo y considero a las autoridades israelíes los responsables de su vida. Hemos intentado a través de la Cruz Roja enviar a Amal su tratamiento, pero Israel se negó categóricamente a dárselo. Según dicen le están dando lo que necesita, pero realmente no sabemos si es verdad. Lo más adecuado sería sacarlo de prisión”.
UNRWA, la Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina, pide la liberación inmediata de Amal de la detención administrativa por motivos humanitarios urgentes y manifiesta una profunda preocupación por la detención arbitraria de un menor. El Comité de la Agencia en España ha lanzado una recogida de firmas contra la injusta detención.
Amal cumplió 18 años el pasado 16 de enero de 2022. Israel ha seguido renovando la detención hasta que ha cumplido la mayoría de edad según las leyes israelíes y esto les legitima para tratarle como un adulto. “Esto es lo que la ocupación trató de hacer desde el principio, mantener a Amal en prisión hasta que no fuera menor de edad, pero el comportamiento de Amal sigue siendo el de un niño”. Y como niño sigue teniendo sueños. “El deporte le ha encantado desde siempre. Formaba parte de en la selección juvenil palestina y su mayor sueño era ser una estrella del fútbol, visitar Barcelona y la el equipo de fútbol del Barcelona. Mi hijo no vive su infancia desde hace más de un año. En su lugar está retenido sin cargos en una cárcel israelí que le impide practicar sus aficiones y realizar sus sueños”.