Muchos son los que aseguran no poder comenzar el día sin darse antes una buena ducha. Convertido en un acto frecuente y habitual, en los últimos tiempos, el debate sobre los beneficios o perjuicios de ducharse a diario encuentra opiniones para todos los gustos.
Hace unas semanas, eran algunos actores de Hollywood los que aseguraban no ducharse todos los días, algunos incluso confesaban que tan solo lo habían cuando veían suciedad en su cuerpo. Como era de esperar, muchos fueron los que abrieron el debate sobre la necesidad de ducharse a diario.
¿Es bueno ducharse todos los días? Dejando de lado las opiniones y necesidades personales, han sido los expertos los encargados de responder a esta pregunta, alertando del abuso de una práctica hasta ahora vista como sinónimo de aseo y buena higiene.
Según un estudio elaborado por la prestigiosa empresa Passport Euromonitor International, España es el país occidental donde más personas se duchan a diario con un 71,4 por ciento, seguido de otros países como Australia (65,8%), Francia (63,4%) o Japón (57,5%).
Una práctica que desde hace décadas se toma como necesaria y que podría no ser tan buena como pensábamos. Así lo advierten los dermatólogos que aseguran que un exceso de higiene puede ser perjudicial para la piel.
Según el citado estudio, son los jóvenes de entre 15 y 29 años los que más se duchan a diario, con un 79,4 por ciento frente al 74,4 por ciento de las personas de entre 45 y 59 años. Unos significativos datos entre los que encontramos un amplio porcentaje de personas que, además, asegura ducharse incluso 2 o 3 veces al día.
Aunque los expertos asumen que hay unas pautas higiénicas necesarias a seguir cada día, aseguran que no es necesario ducharse a diario, y añaden que con hacerlo en días alternos sería suficiente. Eso sí, tal y como apuntan, esta pauta debe ajustarse a las condiciones particulares de cada uno. Es decir, todo dependerá, por ejemplo, de la actividad física, la edad, o el nivel de sudoración de cada persona. Y es que tan malo es el exceso de higiene como la falta de ella.
Nuestra piel está recubierta por un manto lípido que se encarga de mantenerla nutrida, flexible e hidratada. El uso continuo de jabones, geles, exfoliantes, agua a alta temperatura e incluso la fricción de esponjas y toallas, puede destruir dicha barrera natural y la protección que ofrece a la piel.
Esto ocasionaría desde irritaciones, picores y sensación de tirantez y sequedad a incluso una posible dermatitis atópica. Además, al deteriorar esta barrera protectora, exponemos nuestra piel a bacterias, hongos y virus que pueden penetrar fácilmente en la piel.
Con el fin de proteger al máximo nuestra piel sin renunciar a unas medidas higiénicas necesarias, los expertos recomiendan unas pautas para nuestra higiene diaria:
Aunque cada vez son más los estudios que desaconsejan ducharse a diario, si por circunstancias personales es necesario hacerlo, incluso más de una vez al día, los expertos recomiendan acortar el tiempo de exposición bajo el agua y utilizar jabón tan solo en las zonas imprescindibles, terminando el resto del cuerpo solo con agua.