Las emociones extremas, en el Barça, llegan en el Palau Blaugrana con el equipo de
Jasikevicius. Días atrás fue la exhibición de
Mirotic ante el Madrid en Euroliga. Este miércoles fue la remontada jamás vivida ante el Unics Kazan. El equipo ruso hizo un festival de baloncesto durante 34 minutos.
Hezonja las metía todas, un
Brown estaba imparable, el otro
Brown demostraba ser el MVP de la competición,
Canaan enchufaba triples imposibles… Y el Barça, con cinco bajas, iba al tun-tun. Incluso en un tiempo muerto,
Jasikevicius llegó a espetar a sus chicos que, si no querían jugar, les felicitaba las navidades y para casa. A 9 minutos del final, llegó la máxima diferencia (57-77). A sólo 6 minutos para la bocina, el Barça se ponía a 12 y, entonces, llegó el instante que lo cambió todo.
Isaiah Canaan metió un triplazo en la cara de
Exum, se puso un dedo en la boca y mandó callar al Palau. Hoy ya sabe lo que provocó. En 6 minutos inolvidables, se le dio la vuelta al partido. Jamás nadie, en Euroliga, había levantado 20 puntos en un último cuarto. Jamás el Barça el Barça había remontado 17 puntos en 10 minutos y lo hizo porque el gesto picó a los jugadores, enrabietó a la afición y se produjo la magia del Palau. Entre
Mirotic,
Kuric,
Joukabaitis,
Laprovittola y
Exum hicieron el milagro. 37 puntos en un cuarto. Sin ese dedito que marcó el camino, el Barça no hubiera logrado la mayor proeza del año. Hacer el farfollas, en el deporte de élite, suele salir mal.
Canaan, donde las dan, las toman
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