¿Los no vacunados contagian? Sí. ¿Y los vacunados? También. ¿Entonces? Entonces la pregunta ontológica es: «Esta Nochebuena ¿sentaría usted a un no vacunado a su mesa (con dos americanas de Simón y tres capas de calzoncillos de Ferreras)?».
‘Siente un pobre a su mesa’, tituló Berlanga su obra maestra, pero la Censura lo cambió por ‘Plácido’, un tipo que en el franquismo no podía cenar sin haber abonado la letra del motocarro, igual que en la Democracia nadie puede tener Nochebuena sin haberse pinchado la vacuna de ‘la Coviz’, ese logro industrial de Trump, cuyo recorrido publicitario resume el tuitero Esaú: «Inmuniza al 95. Inmuniza al 70. Inmuniza al 50. No inmuniza, pero reduce la transmisión. No reduce la transmisión, pero...
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