La mayoría de los estadounidenses deberían recibir las vacunas de Pfizer o Moderna contra el COVID-19 en lugar de la de Johnson & Johnson, que en raras ocasiones puede causar coágulos graves, recomendaron el jueves autoridades federales de salud de Estados Unidos.
El inusual problema de coagulación ha causado nueve muertes confirmadas de personas que recibieron vacunas de J&J, mientras que las de Pfizer o Moderna no conllevan dicho riesgo y además parecen ser más eficaces, dijeron asesores de los CDC (siglas en inglés de la agencia).
El panel recomendó la inusual medida y, horas más tarde el jueves, la directora de los CDC, doctora Rochelle Walensky, aceptó la recomendación.
Hasta ahora, Estados Unidos ha dicho que las tres vacunas disponibles en el país representan opciones iguales, toda vez que estudios en gran escala mostraron que las tres ofrecen buena protección y los suministros iniciales eran limitados. La vacuna de J&J fue bien recibida en un inicio como una opción de una sola dosis que podría ser particularmente importante para grupos difíciles de atender, como indigentes que podrían no recibir la segunda dosis de las inyecciones de Pfizer o Moderna.
Pero el panel de asesores de los CDC señaló el jueves que era momento de reconocer que mucho ha cambiado desde que las vacunas empezaron a distribuirse hace un año. Más de 200 millones de personas en Estados Unidos están plenamente vacunadas, incluyendo unos 16 millones con la de J&J.
Nuevos datos revelados en un rastreo de seguridad sin precedentes de todas estas vacunas convencieron al panel que, si bien los coágulos vinculados con la vacuna de J&J siguen siendo sumamente inusuales, aún están ocurriendo y no sólo en mujeres jóvenes, como se creía en un principio.
En una votación unánime, los asesores decidieron que son preferibles las vacunas de Pfizer y Moderna, consideradas más seguras. Sin embargo, señalaron que la vacuna fabricada por la división Janssen de J&J aún debe estar a disposición si alguien realmente la desea, o presenta una alergia severa a las otras opciones.
“No le recomendaría la vacuna Janssen a mis familiares”, pero algunos pacientes podrían —y deberían poder— elegirla”, dijo la doctora Beth Bell de la Universidad de Washington, una asesora de los CDC.
El problema de los coágulos se detectó por primera vez la primavera pasada con la vacuna de J&J en Estados Unidos y con una vacuna similar fabricada por AstraZeneca, la cual es utilizada en otros países. A la larga, los reguladores de Estados Unidos decidieron que los beneficios de la vacuna de una sola dosis de J&J superaban lo que era considerado como un riesgo sumamente inusual, siempre y cuando las personas que la recibieran fueran alertadas al respecto.
De igual forma, los reguladores europeos siguieron recomendando la vacuna de AstraZeneca de dos dosis, aunque, debido a que los primeros reportes de coágulos eran principalmente en mujeres jóvenes, algunos países la restringieron a ciertos grupos de edad.
El COVID-19 también provoca coágulos, pero los vinculados a la vacuna son distintos, y se cree que se forman debido a una reacción inmunitaria defectuosa a las vacunas de J&J y AstraZeneca debido a su proceso de fabricación. Se forman en lugares poco usuales, como las venas que drenan sangre del cerebro, y en pacientes que también desarrollan un nivel anormalmente bajo de las plaquetas que forman los coágulos. Los síntomas de estos trombos incluyen jaquecas severas, no de inmediato, sino una o dos semanas después de recibir la vacuna, así como dolor abdominal y náuseas.