'La Isla de las Tentaciones’ sigue enseñando. Vemos que los jóvenes cambian su forma de hablar. Sin abandonar el 'tío', que aun surge instintivo y se lo dicen a la novia, a Sandra Barneda o incluso a sí mismos, a su conciencia o puede que hasta a Dios («Tío, tío, ¿pero por qué?»), entre ellos ya se llaman 'hermano'. El tío es el ego, uno, la voz interior, pero socialmente se impone 'hermano'.
Como si la dureza de los tiempos y la desfachatez 'boomer' estrecharan los lazos generacionales, pasan del tío al 'brother' (lejos ya el tronco y el colega) y se 'racializan' hablándose como afroamericanos: hermano esto, hermano lo otro. Quizás sea la influencia del hip-hop, el trap, música...
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