Carles Mulet García es el senador más hiperactivo de la Cámara Alta y el principal exponente de la política espectáculo en las Cortes Generales. Designado por el Parlamento valenciano a través del cupo de Compromís, solo en la presente legislatura el político castellonense acumula más de 16.000 iniciativas parlamentarias, entre las que destacan las preguntas con respuesta escrita, las solicitudes de informes y las peticiones de comparecencias.
En la última de éstas, registrada el 13 de diciembre, reclamaba la presencia de Bárbara Rey en el Senado ante la Comisión de Interior con el fin de que la actriz explique «la veracidad de las informaciones publicadas según las cuales supuestamente recibió por parte de personas del entonces Centro Superior de Información de la Defensa (CESID) u otros altos estamentos del Estado ingentes cantidades de dinero público de fondos reservados y otras prebendas».
La solicitud con la que Carles Mulet, licenciado en Filosofía y Humanides, ha vuelto a acaparar por enésima ocasión los focos mediáticos está pendiente de resolución por parte de la Mesa de la Comisión de Interior.
Desde que aterrizó en el Senado en el año 2015 Carles Mulet no ha pasado desapercibido. De hecho, entre sus miles de iniciativas figuran algunas tan estrafalarias como aquella en la que preguntaba al Gobierno de Mariano Rajoy si contaba con «algún protocolo ante un apocalipsis zombi».
El senador argumentó entonces que el Ejecutivo del Partido Popular contestaba a todas sus preguntas sobre el cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica con evasivas. Por ello, según admitió, decidió preguntar «una tontería» para denunciar «la falta de respeto al control parlamentario».
En el estrambótico bagaje del parlamentario nacionalista también se encuentran cuestiones como en las que planteaba «qué méritos policiales hicieron merecedor al Cristo de la Buena Muerte» de la cruz al mérito policial con distintivo blanco o si el mismo Cristo de la Buena Muerte iba a «acudir a recoger dicha condecoración».
Del cadáver de Franco al barco de Piolín
Carles Mulet, integrado en la presente legislatura en el grupo parlamentario de Izquierda Confederal, llegó a proponer entre sus miles de preguntas que el PP albergara en su sede de la madrileña calle Génova los restos mortales de Francisco Franco.
Carles Mulet ha dejado para la historia del parlamentarismo español otro tipo de perlas. Entre ellas, las contenidas en una serie de preguntas que dirigió al Gobierno del PP a propósito del dispotivo policial desplegado ante la consulta independentista ilegal convocada en Cataluña el 1 de octubre de 2017. A saber: «Después del impactante caso del barco de Piolín, ¿ha valorado el Gobierno usar éste barco para recuperar la isla de Perejil en manos de los infieles?; ¿Le ha comunicado al Gobierno los policías si han visto un lindo gatito por sus pasillos?; ¿Han pedido permiso para usar su imagen a Piolín, El Pato Lucas o el Coyote?; Atendiendo a que la Administración central ha procedido a tapar con lonas los dibujos que decoran el barco. ¿Qué piensa el Pato Lucas de que se le tape la cara?».
Con el cambio de Gobierno tras la moción de censura, el senador de Compromís ha pasado a asumir el rol de azote del PSOE, pese que su partido gobierna con los socialistas en la Generalitat Valenciana. De hecho, en una intervención parlamentaria llegó a llamar «gusana» a la expresidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz.
El parlamentario de Compromís ha vuelto una vez más al primer plano con su petición para solicitar la comparecencia de Bárbara Rey, pero su interés con asuntos relacionados presuntamente con la Corona viene de lejos. De hecho, llegó a solicitar en el Senado el «listado de fondos públicos (reservados o no) de la Administración General del Estado destinados a pagar posibles favores sexuales, amistades especiales, silencios, compras de voluntades, aventuras cárnicas, del anterior jefe del Estado durante los años de su mandato».