Los jefes de Estado o de Gobierno de la Unión Europea están reunidos en Bruselas, para buscar una respuesta coordinada ante el aumento de contagios de variante Ómicron, después de que varios países hayan tomado medidas unilaterales que afectan a la libertad de movimientos dentro de la UE.
El primer ministro de Irlanda, que es junto a Italia y Portugal uno de los que ha impuesto medidas adicionales a la posesión del certificado vacunal dijo a la entrada en la sede del Consejo Europeo que esta nueva variante del virus suscita «especial preocupación por su capacidad de propagarse rápidamente y crear presión en nuestra sociedad y nuestros sistemas sanitarios» por lo que se hace necesario «buscar una mayor coordinación».
El caso de Italia ha causado perplejidad en Bruselas, dado que el anuncio de la exigencia de un test PCR para todos los viajeros que entren en el país se produjo durante una reunión de embajadores para preparar esta reunión y sus colegas constataron que ni el propio representante italiano estaba al corriente de esta decisión.
La Comisión Europea prevé que la nueva variante será la dominante en todos los países mediados de enero. Por ahora, los líderes europeos trabajan bajo la premisa de que «la aplicación de vacunas para todos y las dosis de refuerzo son cruciales», según consta en el documento de conclusiones en el que trabajan y que no se espera que sea modificado.
De media, en toda la UE un 67% de la población está vacunada con la pauta completa, aunque nueve de los 27 países miembros no llegan al 60% y Bulgaria, Rumanía o Eslovaquia, ni siquiera al 50%.
