Hoy mi ventana enmarca un Monet de neblina y grises. Despierto en la ciudad de la luz ausente, en ese Londres de llovizna y paraguas. Recluido en una buhardilla de Hammersmith esperamos el negativo en Covid para ser libres, porque estas semanas los turistas llegamos cautivos para financiar con la pandemia los laboratorios británicos. Una visión capitalista y feroz muy British. «Aquí no hay hombres simpáticos ni antipáticos. Aquí hay hombres correctos e incorrectos», decía Julio Camba de un pueblo frío en un país gélido.
El país de la libra y el Brexit también negó la dimensión del ensayo de Apocalipsis, pero todo cabe en el cinismo político de Boris Johnson, empeñado en gobernar a volantazo cambiado. Un líder conservador...
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