La violencia en el fútbol francés parece no tener fin y esta tarde, en el clásico entre Olympique de Lyon y Olympique de Marsella, se han vuelto a evidenciar los problemas del país galo cuando se disputan partidos de alta tensión. En la primera parte del encuentro, con tan solo tres minutos de juego disputados, el jugador visitante Dimitri Payet, cuando se disponía a sacar un córner, recibió un botellazo en la cabeza porveniente desde la grada. El delantero galo se derrumbó al momento por el impacto (el envase estaba lleno) y el árbitro detuvo el partido de inmediato.
Después de que los servicios médicos atendiese a Payet y este se recuperara (aunque sigue conmocionado), el colegiado Ruddy Buquet optó por interrumpir el partido de forma indefinida para que la afición local se calmase y para esclarecer los hechos. Según medios franceses, el autor fue identificado y expulsado del estadio. Poco después de las 22.00 horas la megafonía del estadio avisó de que el partido se reanudaría, si bien al más mínimo incidente se suspendería de manera definitiva.
El Lyon incluso regresó al terreno de juego para efectuar un calentamiento antes de la reanudación, pero el Marsella se negó y finalmente el árbitro decidió suspender el encuentro definitivamente.
Los dos equipos cuentan con una dilatada rivalidad. De hecho, los hinchas marselleses tienen prohibido viajar a Lyon debido a los recurrentes altercados que protagonizan las aficiones cuando ambos conjuntos se enfrentan.
Payet no es la primera vez que protagoniza un altercado con la grada de un equipo rival. Ya en agosto, en la primera jornada de la liga francesa con público tras la pandemia, el Niza-Marsella fue suspendido después de que Payet devolviese a la grada una botella que le habían lanzado. El gesto provocó la invasión del campo por parte de la afición local y una trifulca que acabó con los visitantes en los vestuarios del estadio.