«Los niños no deben envolverse ni en bandos ni en banderas». Pedagogos y psicólogos llevan décadas advirtiéndolo, aunque las administraciones catalanas hacen caso omiso de la consigna de los expertos y abastecen las secciones infantiles de las bibliotecas públicas, subvencionadas por la Generalitat, las diputaciones provinciales y los ayuntamientos, pero también con fondos estatales y europeos, de auténticos manuales del independentismo; bibliografía secesionista ‘sin filtro’ dirigida a los más pequeños, disfrazada de cuento pero con textos e ilustraciones de alto contenido político.
Tanto es así que bien puede hablarse de una ‘biblioteca del adoctrinamiento infantil’ en Cataluña. Libros monotemáticos centrados en la independencia de Cataluña, ejemplares volcados en glorificar el referéndum ilegal del 1 de octubre, mapas ‘tuneados’ en los que Cataluña aparece como un país segregado de España -cortado visualmente con unas tijeras- o violentas imágenes de policias nacionales cargando duramente contra ciudadanos.
Los ‘cuentos secesionistas’ están al alcance de los niños en todas las bibliotecas públicas de la comunidad. Uno de los ejemplares más presentes en los estantes de estos espacios de lectura infantil es ‘L’abecedari de la independència’, versión ilustrada de un diccionario soberanista para niños a partir de cuatro años de la editorial La Galera, que forma parte del Grupo Enciclopèdia Catalana.
El objetivo del manual, que se publicó en 2014 para abonar el terreno de cara a la consulta que se iba a celebrar ese año (9-N), es, según reconoce su autora Roser Calafell, «que los niños aprendan y conozcan las palabras clave del ‘procés’ que vive Cataluña». «Aprender a golpe de consigna política», denuncian desde la Asamblea por una Escuela Bilingüe (AEB). Los menores que ojean el ejemplar asocian la ‘A’ a la Asamblea Nacional Catalana (ANC) -el brazo civil del independentismo-; la ‘B’ al burro catalán, la ‘C’ a la consulta para la independencia, la ‘D’ a derecho a decidir, la ‘E’ a estelada y la ‘G’ a Generalitat. Al llegar a la ‘S’ aparece el ‘Sí’ a la independencia en el marco de la consulta del 9-N y se ilustra con la imagen de una urna en la que solo cabe un voto, ‘el del sí’. Y así hasta completar todo el ideario del independentismo. Vocales con trastienda política que construyen en la mente de los niños una sola versión del proceso independentista.
«En Cataluña, el libro no es solo herramienta de construcción nacional para adultos, es una forma de consolidar en los menores un sentimiento de pertenencia a una comunidad», denuncia Ana Losada, presidenta de la AEB, entidad que ha analizado las compras de libros en estos espacios de lectura infantil entre los años 2017 y 2020. Según el primer informe de la entidad, avanzado por ABC, de cada 100 ejemplares con temática de historia o política que se analizaron, 96 aludían exclusivamente a Cataluña y solo cuatro a España.
Asimismo, durante los años analizados, estos espacios gestionados por las diputaciones provinciales no compraron ni un solo libro dirigido al público infantil relacionado con la festividad del 12 de Octubre, Fiesta Nacional de España, frente a los 3,7 nuevos títulos al año de media entre 2017 y 2019 dedicados a la Diada. El segundo informe, que actualizaba resultados con datos de 2020, confirma «el sesgo político» de la bibliografía nacionalista dirigida a los niños. Varios títulos recogidos esta misma semana por este diario en varias bibliotecas de la provincia de Barcelona constatan la carga politica de estos manuales. Uno de ellos es «El 1 de Octubre explicado a la gente menuda», de ediciones Sidillà, S. L. En la página 7 del manual, en la que aparecen niños portando esteladas a lomos de sus padres dirigiéndose a las urnas, se explica a los menores que el referéndum se convocó porque «se quería saber si la mayoría deseaba que Cataluña fuera un país independiente, o si, por el contrario, prefería que Cataluña formara parte de otro país, España». Detalla, asimismo, a los niños el asedio del Gobierno a empresas e instituciones para intentar frenar la votación y cómo Cataluña sorteó esos controles escondiendo las urnas hasta que pudo celebrarse.
En el texto, con fuertes ilustraciones de agentes de la Policía Nacional golpeando a ciudadanos ensangrentados en el suelo, se culpa a los agentes de los heridos en los enfrentamientos con la población civil. «La policía se llevaba las urnas por la fuerza, pegaba con porras, disparaba balas de goma, arrastraba a la gente por los pelos, insultaba y daba patadas» para combatir «una resistencia pacífica» de la gente, se expone a los pequeños lectores.
En la página 11 del manual lo exponen claramente: «El 1 de octubre hubo más de 1.000 heridos por culpa de la policía española». La imagen de Cataluña separada del resto del conjunto de España es también una tónica en el catálogo del adoctrinamiento infantil, así como las continuas alusiones al deseo de independencia de la población. En el libro «Altlas de Cataluña: de los primeros yacimientos hasta la Via catalana» (Ediciones 62, año 2014), con texto de Josep Espar e ilustraciones de Pilarín Bayés, las alusiones a ese deseo secesionista son constantes. Las pocas veces que se alude en los manuales a la Constitución o al Estado, las referencias tienen «una alta connotación negativa». «Al Estado se le relaciona con represión y violencia y la Carta Magna, o directamente se ignora o aparece como una norma que debe saltarse». En el libro «El abecedario de la independencia» (citado anterioremente), en la letra ‘Z’ aparecen dos menores zigzageando para esquivar un ejemplar de la Constitución, un explícito mensaje de incitación al desacato a la Carta Magna.
El politólogo irlandés Benedict Anderson, en una de sus obras más reconocidas, ‘Comunidades Imaginadas’ (1983), subraya el papel de la edición de libros en la creación y consolidación del sentimiento de pertenencia a una comunidad imaginada delimitada por la historia, la lengua y la cultura. Los libros que acercan el ‘procés’ a los menores «pretenden claramente hacerles sentir parte de una comunidad imaginada», indica la AEB. «Las bibliotecas cierran el círculo de la manipulación que empieza en las escuelas. Esos mismos niños, alumnos de Primaria, tienen a su disposición libros coincidentes con sus libros de texto, que excluyen al español y los lazos de unión con el resto de España», concluye Losada.