La Asociación de Amigos de la Biblioteca de Castilla-La Mancha, tras estos tiempos de pandemia, reinicia hoy a las 19.00 horas la actividad cultural celebrando un encuentro público con Martín Llade, periodista y director del programa de RNE Radio Clásica ‘Sinfonía de la mañana’, por el que recibió el Premio Ondas en 2016. También es el presentador del famoso Concierto de Año Nuevo, escritor de narraciones radiofónicas y reciente autor de la novela de éxito ‘Lo que nunca sabré de Teresa’.
En el acto se hablará de música, de radio, de literatura, en especial de la novela ‘Lo que nunca sabré de Teresa’, sobre la actriz y sex symbol de los años setenta Teresa Ann Savoy. Intervendrán Jesús Fuentes Lázaro, presidente de la Asociación de Amigos de la Biblioteca de Castilla-La Mancha, y Antonio Illán Illán, como presentador y moderador del encuentro.
Como presentador del programa «Sinfonía de la mañana» de RNE Clásica, ¿está de acuerdo con el refrán de a quién madruga, dios le ayuda?
Desde luego que a mí sí me ha ayudado. Llevo desde octubre de 2010 presentando la franja matinal, entre las 8 y las 9.30, de Radio Clásica, primero en el programa ‘Todas las mañanas del mundo’, y desde la temporada 2014/2015 en ‘Sinfonía de la mañana’. Era un tramo muy tranquilo pero, gracias a la revolución de las redes sociales y también, supongo, al hecho de haber agilizado el tono, ha acabado por convertirse en un momento muy intenso del día. Ahora ya lo consideramos una franja muy activa en la que nuestros oyentes, que se levantan, desayunan y van al trabajo o llevan a los niños al colegio con nosotros, comparten cada mañana una pequeña aventura en torno al tema propuesto y aportan sus impresiones, experiencias propias y sugerencias. Todo eso con amabilidad, sin las estridencias de la actualidad informativa que se escucha en otras emisoras.
Y la música clásica, ¿cómo le ha ayudado a usted?
Profesionalmente, la música clásica me lo ha dado todo, pero como persona me ha ayudado a disfrutar mucho más de la vida, lo que no me parece poco.
¿Cómo se acerca un joven como usted, al menos cuando empezó en esto, a la música clásica?
Pues fue con dieciséis años en una película no tolerada para menores, ‘Calígula’. Allí descubrí ‘Romeo y Julieta’, de Prokofiev, y a partir de este autor me transformé en un melómano voraz. Primero me empapé de todo lo que encontré de este autor y luego me lancé de cabeza al resto del repertorio, hasta el día de hoy.
Todo ello le llevó en 2016 a ganar el Premio Ondas al mejor presentador de radio hablada. ¿Qué supuso este hecho para usted?
Primero a plantearme si no hablaré demasiado porque no me dieron el de presentador de «radio musical» (se ríe). Evidentemente, fue una sensación maravillosa porque jamás hubiera esperado ese reconocimiento. Y eso me obligó a no bajar la guardia y entregarme en cuerpo y alma al programa, porque, evidentemente, a partir de ese momento se convirtió en una responsabilidad ostentar ese honor.
Pero como no sólo de música vive el hombre, sino también de la literatura, usted acaba de publicar su novela ‘Lo que nunca sabré de Teresa’. Cuénteme algo sobre esta historia.
Supongo que quienes escuchan mis relatos del programa esperaban de mí una novela sobre música. En realidad, no difiere mucho del tratamiento de esas historias. Teresa (Ann Savoy) es un personaje real, una actriz hippie de los años setenta, que fue descubierta por el descubridor de Fellini, Alberto Lattuada. Se convirtió en una estrella con apenas veinte años y, con la misma rapidez con la que ascendió, fue destrozada por la misma industria que la había encumbrado y de forma muy injusta. Sus películas se vieron en Cannes y Venecia y estuvo a punto de trabajar con Antonioni. Creo que merecía una reivindicación, como otras muchas actrices de ese periodo, explotadas sin piedad en nombre de una falsa liberación sexual.
¿Cómo y por qué se acercó a Teresa Ann Savoy y qué supuso su figura?
¡Precisamente en la película ‘Calígula’! La ausencia total de información, sobre todo en la era pre-internet, me instó a querer saber más de ella, porque me parecía que, aparte de su belleza, irradiaba un carisma y una ternura muy especiales. Y su paso por el cine fue muy fugaz. Así que me pasé muchos años investigando lo que había sido de ella y, poco a poco, descubrí una historia fascinante pero bastante triste que nadie había contado aún. Ella murió olvidada en 2017 y decidí que debía contarla yo.
Ahora que estamos a la vuelta de la esquina, otra de sus pasiones es el Concierto de Año Nuevo, que usted presenta para RTVE. ¿Qué significa esto para usted?
Es lo más importante que hago cada año desde que le tomé el relevo al gran José Luis Pérez de Arteaga, fallecido en 2017. Y es que se trata de poner voz al concierto más visto del mundo, que en nuestro país unos tres millones de personas escogen para comenzar el año. Evidentemente, la orquesta va a sonar igual diga lo que diga yo, pero supongo que una explicación amena también contribuye a disfrutarlo. Es algo muy bonito.