Pablo Casado llegó este domingo a Granada convencido de que tenía que intentar poner freno a todas las tensiones que en las últimas semanas han aflorado en el Partido Popular. Su intervención en la clausura del congreso regional del PP de Andalucía fue una de la más enérgicas que se le recuerdan desde la llegada a la presidencia de la formación hace tres años. Casado fue directo a los problemas y lanzó un mensaje contundente, de autoridad: «Yo sé lo que tengo que hacer. Esto no es un 'talent show' de megalomanías. El personalismo no cabe en el Partido Popular. Es lo que hemos visto en el PSOE y así están».
El aviso no se acompañó de nombres y apellidos, pero todos los presentes en el acto de Granada tenían presentes los de Isabel Díaz Ayuso y Teodoro García Egea, enzarzados por el liderazgo del partido en Madrid, y el de la diputada Cayetana Álvarez de Toledo, protagonista por las críticas que vierte contra sus compañeros en su último libro y que estos le devuelven.
Casado apostó por trasladar unidad, respondiendo así al puñetazo en la mesa que había dado el presidente andaluz, Juanma Moreno, harto de que las batallas internas de afuera le envenenasen su cónclave. Así, el presidente popular aseguró que «somos un gran equipo, una gran orquesta, aquí no caben los solistas, somos una orquesta afinada, armónica, donde prima una partitura fuerte, no la suma de planes individualistas». E, incluso, volvió a reafirmarse en que es él quien decide porque «un mar en calma nunca ha hecho buen marinero», dijo.
Si Moreno pedía dejarse «de enredos estériles», después de que Isabel Díaz Ayuso y Teodoro García Egea hubieran aprovechado su participación en la reunión para lanzarse afilados puñales sin ningún disimulo, Casado respondía este domingo urgiendo a los suyos a que se dejen de «hogueras de las vanidades», tengan mayor «humildad» y se dediquen «a lo nuestro, que es solucionar problemas de nuestros compatriotas».
El posible adelanto electoral en Andalucía, después de que Vox se desmarcara de los presupuestos regionales, ha planeado durante todo el fin de semana en Granada. Casado quiso zanjar la polémica sobre el posible interés de Génova en que haya elecciones para reforzar su proyecto nacional. Así, aseguró que le da igual cuándo sean las elecciones andaluzas porque tiene la «plena convicción» de que Moreno va a arrasar y va a obtener una mayoría aplastante o incluso una mayoría absoluta. Por eso quiso desmarcarsarse de los que «enredan» e insistió en que lo que pasa en Andalucía lo deciden, y lo seguirán decidiendo, Moreno y el PP andaluz.
En Génova hicieron un balance positivo del congreso del PP andaluz, sobre todo por el golpe sobre la mesa que dio Casado hoy en la clausura. Ha tardado en llegar, pero desde la dirección nacional insisten en que el presidente del partido marca sus tiempos, «sabe lo que tiene que hacer» y «no admite presiones de nadie».
En la Puerta del Sol, sede del Gobierno autonómico de Isabel Díaz Ayuso, estuvieron atentos a la intervención de Casado, pero no se sintieron señalados cuando habló de personalismos o megalomanías. «No nos damos por aludidos. La presidenta solo ha venido diciendo que pretende presentarse al congreso de Madrid», advirtieron fuentes próximas a Ayuso.
Esas fuentes recuerdan que la presidenta de la Comunidad de Madrid ha trasladado en varias ocasiones que huirá de los hiperliderazgos en el PP madrileño. «La presidenta pide abrir las urnas en Madrid. No puede haber menos personalismo», apuntan desde Sol. «Desde el 1 de septiembre, solo dice que quiere presidir el PP de Madrid, como sus compañeros en otras comunidades autónomas, para hacer un partido unido e ilusionado. No hay otro proyecto», insisten, según informa M. Calleja.