«Los medios [de comunicación] tendrían que hablar de las últimas cifras de suicidios en España, ¿no crees?». La alerta al periodista, mediante un mensaje de WhatsApp, es de Francisco José Celada. La sugerencia llega poco después de conocerse los datos sobre las conductas autolíticas en el país en 2020: frente a los 3.671 fallecidos en 2019, se registraron 3.941 defunciones en el año de la crisis mundial por el coronavirus SARS-CoV-2. «Obviamente, la pandemia ha causado estragos en la salud mental. Para afirmar esto no hace falta saber mucho. Desgraciadamente, las consecuencias las estamos viendo de un tiempo a esta parte», amplía en otro mensaje.
Celada es enfermero en emergencias, psicólogo y miembro del grupo de prevención del suicidio e intervención en conductas autolíticas de Castilla-La Mancha, integrado en el Servicio de Salud de la región. Forma parte de él desde su fundación, a mediados de 2018.
Sin sorpresas
«En mayo se dio un avance de las cifras, que apuntaba a que iban a ser muy malos. Y los datos de 2020 no me han sorprendido. Toda la gente que estamos implicada en el suicidio y trabajamos alrededor de la salud mental los esperábamos», afirma Celada. «La cifra de 3.941 suicidios oficiales es un récord histórico, aunque seguro que hubo más en 2020. Porque subieron también las caídas desde altura y accidentes; y esto suelen ser, en muchos casos, suicidios enmascarados», se lamenta durante una conversación telefónica con ABC.
En Castilla-La Mancha también ha habido un incremento en las cifras oficiales. De los 132 suicidios registrados en 2018, se pasó a los 152 en 2019 y a 180 en 2020. «El indicador va hacia arriba en la región, aunque no son cifras tan elevadas como en otras comunidades, caso de Asturias o Galicia. Se debe a muchos factores:desde el clima al nivel de asistencia de la salud mental o el nivel de proximidad de la población a los centros sanitarios», apunta este profesional, doctor cum laude en cuidados de salud con una tesis sobre el suicidio.
«La gente ha estado encerrada dentro de casa y esto ha pasado factura, tanto a la población en general como a nosotros, los sanitarios, que hemos estado en primera línea. Imagínate todo el estrés postraumático que hay detrás», pone sobre la mesa.
Cuando habla de las cifras en la región, se detiene en el grupo de 15 a 29 años: «8 se registraron en 2018;9 en 2019 y 20 en 2020 -enumera-. Estadísticamente, son cifras pequeñas pero significativas para mí, por el incremento. En edades más bajas, también; pero no hay datos porque el INE [Instituto Nacional de Estadística] no tiene rangos inferiores y nos los codifica».
Para hacer frente a las cifras aterradoras, Celada sugiere que haya un equipo de salud mental en cada centro de salud. «Debería estar formado por un psicólogo y un enfermero o enfermera especialista en salud mental. Debería ser como una unidad de salud, aparte de dar formación sobre esta materia, que es lo que estamos intentado en Castilla-La Mancha con el grupo de prevención e intervención de conductas suicidas», explica.
«Estamos formando desde hace más de dos años a sanitarios, sobre todo enfermeras, médicos y psicólogos. También se están apuntando los asistentes sociales y personal de carreras sanitarias paralelas, además de fisioterapeutas. Estamos formando, igualmente, tanto a policías y voluntarios de Protección Civil como en colegios y en la universidad». De hecho, Celaya va a participar próximamente en dos jornadas para universitarios que estudian enfermería y fisioterapia, «y quizá se amplíe a otros campos».
Estos profesionales de la salud mental buscan también la complicidad en los colegios e institutos, para que los maestros y profesores intenten detectar «si hay alguna conducta rara» entre su alumnado:«Que empiezan a dormir mal, que comen mal, que tienen problemas...».
Celada habla del ciberacoso, que «produce ansiedad y depresión en los niños». «Antes era en el patio del colegio -cita a modo de ejemplo-, pero ahora, con las redes sociales, ese acoso es continuo, 24 horas, porque no apagan el teléfono móvil». «Antes se iban del colegio y se libraban de ese acoso, pero ahora es continuo minuto a minuto. Y eso es malo».
A la espera del plan nacional
No deja pasar la ocasión para hablar del ‘Juego del calamar', una serie coreana con la que menores de 8 años han normalizado conductas de 18 años. «Hay niños pequeños que la han visto solos y otros que han tenido la desgracia de verla con sus padres porque los han dejado. Pero, bueno, a lo mejor el padre se lo ha explicado, aunque el chaval no debería verla», remacha.
Con todo, Celada se queja de que «todavía» no está en marcha el Plan Nacional de Prevención de Suicidios, en un país donde ha habido también una crisis económica, lo que conlleva el aumento de suicidios y riesgos de conductas autolíticas. «El presidente del Gobierno ha dicho que se va a dotar de 100 millones de euros. Con esa cantidad, se puede contratar gente para poco tiempo; échale un año o un año y medio. Esa dotación debería ser continua», sugiere Celada, que concluye con el titular de un trabajo conjunto: «Suicidio, un problema de todos».