La escalada de precio de un ingrediente clave para el funcionamiento de los motores diésel modernos amenaza con agravar la crisis de suministros y materias primas que sufre Europa. En los últimos meses se ha disparado el precio del aditivo AdBlue, imprescindible para el funcionamiento de los camiones y automóviles diésel modernos.
En las últimas semanas Fercampo, del Grupo Fertiberia, ha paralizado temporalmente la producción de su fábrica de Palos de la Frontera, argumentando que «la situación es muy complicada por el aumento de costes energéticos en la producción industrial». Mantiene operativa no obstante su planta de Alcolea y, según la empresa, «está a pleno rendimiento». Otros fabricantes, como Duslo en Eslovaquia y Yara en Italia, también han efectuado paros en su producción.
«Hemos estado consultando con algunas de las petroleras españolas, que han confirmado que a partir de noviembre se van a a ver obligadas a incrementar de forma importante el precio venta al público del AdBlue en sus estaciones de servicio, al haberse encarecido de forma importante», explica a este periódico Juan José Gil, secretario general de la Federación Nacional de Asociaciones de Transporte, Fenadismer. «Aunque a corto plazo no prevén un desabastecimiento de este producto, a medio plazo podría producirse esta situación», añade.
La asociación de transportistas advirtió ayer a sus miembros de posibles problemas de suministro a partir del mes de noviembre, tras el paro de varias fabricas que lo producen, motivado por el alza del precio del gas en los últimos meses. «La crisis energética que también está afectando a la producción de AdBlue y, como consecuencia, al precio del aditivo. En el peor de los escenarios, sí, podría haber escasez de producto», corroboran desde un fabricante de este producto.
El alza del gas, que supone hasta el 80% de los costes, les ha supuesto un incremento de los costes de entre 100 y 130 euros el metro cúbico en lo que va de 2021. Desde enero el índice de referencia para el precio de la urea FOB Baltic se ha revalorizado más de un 100%.
Este aditivo es imprescindible para el funcionamiento de los motores diesel en una buena parte de los camiones y autobuses fabricados a partir de 2009 y de los coches producidos a partir de 2015, para poder cumplir con la normativa europea sobre reducción en los niveles de emisiones contaminantes a la atmosfera. Dichos vehículos no pueden arrancar con el depósito de esta sustancia vacío. Desactivar su funcionamiento puede conllevar sanciones de hasta 20.000 euros.
El AdBlue se inyecta en el catalizador de los vehículos con tecnología SCR. Su función es neutralizar los gases NOx emitidos por el motor diésel, los cuales convierte en nitrógeno y vapor de agua. De este modo, reduce las emisiones perjudiciales para la salud y el medio ambiente en un 99%. Se estima que los turismos ligeros suelen gastar una media de 2 litros cada 1.000 km, algunos incluso menos. Ello implica una media de entre 10.000 y 25.000 km de autonomía antes de necesitar llenar el depósito.