La Policía Nacional está tras la pista de la banda, presuntamente organizada, que ayer por la mañana robó el coche de un representante de joyería con su mercancía dentro. Se encontraba, según obra en la denuncia, en el maletero, que es blindado.
Fuentes del caso indicaron a ABC que el comercial se encontraba trabajando en la zona, el paseo de las Moreras, en Villaverde Alto, cuando, al ir a por su vehículo, vio que se lo habían llevado. Los hechos, precisó el denunciante, tuvieron que ocurrir entre las 10.30 y las 11.30 de la mañana, a plena luz del día en una zona tan transitada y populosa, pues fue durante el tiempo que empleó en hacer una gestión laboral.
El hombre, español de 38 años, puso la denuncia a las 13.30 horas en la comisaría de Usera-Villaverde, cuyos agentes de Policía Judicial se han hecho cargo de la investigación. Además, por la malla de los coches patrulla se dieron las características del vehículo sustraído, para que quienes estuvieran rastreando la zona se fijaran por si lo hallaban. Se trata de un Volskwagen Passat de color gris. No ha trascendido la cantidad de joyas y oro –así como su valor– que había dentro del coche robado.
Los investigadores están revisando las cámaras de seguridad y si el turismo tiene un GPS integrado, para rastrearlo. Lo que parece claro es que el golpe estaba perfectamente organizado, como suele ocurrir en estos casos, en los que los delincuentes pueden llegar a colocar un ‘rabo’ o baliza en el vehículo días antes, para no perder su pista. Estudian previamente los movimientos y rutinas de sus víctimas.
Antecedentes recientes
Si bien es verdad que los asaltos a joyerías (ya sea por los métodos del robo con fuerza, como el butrón o el alunizaje, o los atracos violentos) han bajado considerablemente en los últimos años en Madrid,
el sector vivió una primera década de este siglo literalmente infernal.
La operación más reciente, denominada Palace, fue culminada el pasado febrero por el Grupo de Atracos de la UDEV Central. Era la más especializada en ese momento en robos en bancos y joyerías. Tras once meses de investigación, se dio con un clan colombiano asentado en San Blas y Seseña (Toledo), con medio centenar de antecedentes policiales. Se detuvo a cuatro sujetos, la mitad del grupo organizado.
Como en el caso de ayer, actuaban sin utilizar la violencia para evitar grandes condenas. Hacían seguimientos a furgones blindados con dinero y también le daban a los representantes de joyerías, con botines de entre 10.000 y 60.000 euros. A punto estuvieron con hacerse con una mercancía de entre 200.000 y 300.000 que un comercial llevaba en su maletero, en Getafe, que no lograron abrir.