El proceso creativo, desde que Dios creó a Adán y Eva, siempre ha movido el mundo. Las genialidades de rojos como Sabina o Silvio Rodríguez dieron a la izquierda un paraguas bajo el que guarecer sus postulados. Las aportaciones socialdemócratas e, incluso, algún fogonazo marxista se abrieron paso al son de míticas melodías. Los rojos de antes escribían sobre maravillas inalcanzables y lo hacían bien, abrazando utopías pero con solvencia y deseos de progreso. Los progres de ahora escriben tuits de amplio espectro –como las bombas– para atizar a cuanta más gente mejor anhelando la destrucción de todo lo predefinido sin el atisbo de un camino a la redención, sin recordar a Aute y su «Belleza». Igualarnos por abajo. Es... Ver Más
