Desde que el pasado domingo 19 de septiembre entrara en erupción el volcán de Cumbre Vieja, en la isla de La Palma, en el archipiélago canario, la lava no ha dejado de avanzar y destruir todo lo que encuentra a su paso. Según ha actualizado el sistema Copernicus, en total se han visto afectadas por el magma 686 edificaciones (de las que 586 han sido totalmente destruidas) y 21 kilómetros de carretera. En total la lava cubre a día de hoy 258 hectáreas de la isla.
Los expertos del comité científico del Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca) aseguran que el volcán ha superado en tan solo ocho días la cantidad de magma que expulsó el volcán de Teneguía en los 24 días que duró su erupción. El Teneguía expulsó 43 millones de metros cúbicos de lava, mientras que el Cumbre Vieja, de acuerdo a los últimos informes, ya ha superado los 46,3 millones de metros cúbicos de material magmático.
Actualmente hay dos coladas que avanzan hacia el mar. Una de ellas, de gran anchura y altura, atravesó el pueblo de Todoque el pasado domingo, arrasando edificaciones tan emblemáticas como la iglesia de Todoque.
La otra colada se mueve a más velocidad en su primer tramo, que comienza en la boca que se abrió a unos escasos metros del cono principal, pero se ralentiza ladera abajo, con material magmático más líquido que se ha desviado hacia Tazacorte. Como ya explicó ABC, esta colada alcanzó la montaña de Todoque y cambió las previsiones, dividiéndose en dos «dedos», como lo ha definido la directora del Instituto Geológico Nacional (IGN), María José Blanco. Uno de estos dedos ha entrado en una vaguada y el otro ha continuado su avance. Se prevé que se unan una vez superen este montículo y continúen hacia el mar, a una velocidad lenta. El potencial destructivo de esta colada es menor, ya que avanza sobre colada anterior en buena parte de su recorrido.
A día de hoy han sido evacuadas unas 5.600 personas y unas 300 han sido confinadas después de que los últimos evacuados en Tacande de Arriba, de Abajo y Tajuya hayan podido volver a su casa. Los vecinos encontraron sus hogares sepultados en ceniza, cuya área supera las 1.507 hectáreas y ha paralizado la actividad del aeropuerto, donde solo ha operado un vuelo.