El Granada sigue sin ganar en esta Liga y suma ya seis encuentros desesperantes que auguran un futuro oscuro a un club que hace poco se codeaba con los mejores de la competición. En esta ocasión fue superado por una combativa Real Sociedad, que remontó cómodamente el 1-0 inicial.
Llegaba la joven Real, repleta de bajas y cansada tras el incesante goteo de encuentros y competiciones, al bello otoño granadino, la estación que mejor le sienta a la ciudad de la Alhambra, y desde el inicio del encuentro estuvo incómoda, enfadada, con el rostro enrevesado. En contra, el conjunto de Robert Moreno salió al partido nervioso, con prisa por hacer las cosas bien y regalar a Los Cármenes la primera victoria de la temporada, una victoria que tardaba en llegar y que empezaba a erizar a los sureños. Y para aplacar esas ganas desesperadas de tres puntos, Rochina, en el minuto nueve, botó un excelente córner al segundo palo que Germán no desaprovechó. El capitán, el que siempre suma en los momentos complicados, firmó el 1-0, un resultado momentáneo que permitía a los andaluces volver a ilusionarse con la temporada.
Tras el gol, el choque entró en una fase frenética, en el que los donostiarras, heridos, se lanzaron a por el empate. En tal contexto destacaron dos nombres: Sorloth y el bisoño Robert Navarro. El noruego pareció llevar años en la Real: la pidió, recibió de espaldas, jugó la bola con criterio y gozó de las mejores oportunidades de gol en la primera parte. Por otro lado, el adolescente Navarro demostró que es un mediapunta con calidad de sobra para jugar en esta categoría. El catalán combinó con acierto con Merino y Oyarzabal, molestó entre líneas y maniató con sus regates a la defensa granadina. Un jugador, sin duda, a tener en cuenta.
Los visitantes, poco a poco, fueron embotellando a los andaluces, y comandados por Mikel Merino en el arranque del segundo tiempo comenzaron a oler el empate. Así tras una ocasión clarísima de Oyarzabal que repelió Luis Maximiano (el mejor hombre en el conjunto local ayer y, en general, en el grueso de la joven temporada). En el córner resultante, Elustondo la envió suavemente al fondo de la red tras un fallo en la marca. 1-1, volvían los demonios a Granada.
Tras el empate, con toda la segunda parte por delante, el Granada, como ya hizo en Camp Nou, decidió echarse atrás y aguantar inexplicablemente el resultado. Ante esta rácana versión local, el mejor hombre realista, Merino, aprovechó un rechace en la frontal para firmar en el minuto 59 el 1-2 en el marcador mediante un bello disparo cruzado. Era una consecuencia lógica; el segundo gol vasco era una evidencia antes de llegar a producirse. Y así, pese al empate momentáneo de Milla, tras un torpe penalti cometido por Guevara sobre Bacca, Aritz Elustondo cazó un balón en la esquina del área para conseguir su primer doblete como profesional
y sellar el 2-3 final. Gran triunfo donostiarra en un encuentro al que entró tarde y mal, pero al que pudo dar la vuelta como un equipo grande.
