Nuevo choque entre la mano dura y la manga ancha. Austria, Países Bajos, Suecia, República Checa, Letonia, Dinamarca, Eslovaquia y Finlandia se han posicionado en una carta conjunta en contra de relajar las reglas fiscales. Esto supone oponerse a los planteamientos de países del sur de Europa como España, Italia y también Francia.
Estos ocho países sostienen que reducir los déficit excesivos debe seguir siendo el objetivo a seguir, aunque en todo caso se han mostrado abiertas a debatir para mejorar el llamado Pacto de Estabilidad y Crecimiento, que fija reglas para el déficit (3% del PIB como máximo) y la deuda públicos (60% del PIB como máximo).
El próximo otoño darán comienzo oficialmente las conversaciones para tratar de definir los futuros límites a los que tendrán que someterse los Estados miembros, ya que desde el comienzo de la crisis del Covid-19 se han suspendido las reglas fiscales hasta 2022. De cara a 2023 ya debería regresarse a algún tipo de normas en este sentido.
Aunque desde la capital europea se desvincula este debate de las próximas elecciones alemanas del 26 de septiembre, la posición que adopte el futuro nuevo Gobierno alemán sobre la reforma de las reglas fiscales de la UE será clave en las negociaciones, según recoge Europa Press.
«Unas finanzas públicas sólidas son un pilar central de la pertenencia a la UE y el origen de la Unión Económica y Monetaria. Por tanto, la sostenibilidad fiscal combinada con reformas que apoyen el crecimiento económico debe seguir siendo la base del marco económico y fiscal de la UE», apostillan en la carta, que han dado a conocer en el marco de las reuniones informales del Eurogrupo y el Ecofin en Liubliana (Eslovenia).
Horas antes, Nadia Calviño, vicepresidenta económica del Gobierno español, había pedido una revisión del Pacto de Estabilidad para simplificarlo, modernizarlo y adecuarlo a la nueva realidad económica, en referencia a la transición 'verde' y la revolución digital.
Mensajes similares, de apuntar a una relajación de las reglas fiscales, también han sido transmitidas por Francia e Italia en una suerte de unión de los países más al sur del continente europeo. En el caso galo, asimismo, han reclamado no dilapidar el crecimiento con normas estrictas.
