Ancap presentó este jueves sus balances financieros para el primer trimestre de 2021, y reportó ganancias de US$39 millones producto de lo que generaron sus subsidiarias y de ingresos extraordinarios, como por ejemplo la exportación de energía a Brasil de UTE, que se logró encendiendo centrales térmicas que funcionan con derivados de petróleo.
Las subsidiarias de Ancap dieron más de US$17 millones, 75% proveniente de la distribución de combustibles de la empresa Ducsa. Por su parte, la producción y comercialización de combustibles terminó por representar una pérdida de US20 millones. Este último hecho se dio porque al inicio del año, el precio al público de los refinados como nafta o gasoil no cambiaron, y recién en junio se instaló el nuevo sistema de cambios mensuales basado en el precio de paridad de importación (PPI), que ha impactado el bolsillo de los consumidores con fuertes y repetidos aumentos.
En un taller donde los jerarcas de la empresa presentaron los datos, se destacó que “hay una caída en los gastos de la administración mientras que los ingresos netos mostraron un aumento de 12,3% que se explican por el aumento de ventas de gasolinas en el mercado interno de 6,5% y gasoil 8,5% respectivamente, y las ventas para exportación de energía eléctrica”.
De los ingresos brutos, 53,5% fueron usados para cubrir la operación de la empresa; 79% se destinaron para la compra de crudo y biocombustibles; y el costo de todo el personal de Ancap significó 8% de los ingresos efectivos o 3,9% de los ingresos totales percibidos.
Se señaló además “que la brecha creciente del precio del supergás respecto a los precios de paridad aumentan el subsidio implícito del supergás aportado por los demás ingresos de ANCAP, totalizando en el semestre una pérdida de US$44 millones”.
