Daniel Ortega y Rosario Murillo llevan meses quitándose de en medio (fundamentalmente ordenando su encarcelación preventiva) a todos aquellos candidatos que podían disputarles las próximas elecciones. Antes de eso decidieron emprenderla contra su pueblo con una represión brutal en la calle, donde el hambre y la falta de libertad habían conducido a los nicaragüenses. Solo en 2018 liquidaron a 325 personas, consolidando paralelamente un tenebroso tinglado con nuevas leyes de ‘ordeno y mando’ (y si no, encarcelo o mato) que ha otorgado a la pareja un poder omnímodo. Hablamos de una dictadura casi perfecta pues en teoría se celebran elecciones (no como en Cuba) pero en realidad se trata de una falacia irritante pues solo Ortega puede presentarse a ellas....
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