El Gobierno cubano alardea de ser una potencia médica. Ese higienismo de Estado es fuente de legitimidad. A falta de democracia, indicadores clínicos primermundistas. Los cubanos morimos septuagenarios, de cáncer e infarto. Sin votar en elecciones libres y plurales.
Cuando los profesionales médicos desertan en el extranjero, la propaganda culpa al neocolonialista de robo de cerebros y a ese entrañable enemigo de la Revolución: el ‘bloqueo yanqui’.
Ahora, en pleno pico de la pandemia, con una estructura hospitalaria colapsada, y sin más programa que la ‘continuidad del castrismo’, el Gobierno cubano se niega a inmunizar con vacunas foráneas, pagadas o gratis, a través de donaciones de ONG internacionales como Covax.
Ante la oferta de vacunas del presidente Joe Biden, su homólogo cubano Miguel...
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