El último sábado de julio hubo una reunión en el Centro Tepoztlán AC en torno a ‘Una Estrategia Nacional en Materia de Energía’ que estuvo moderada por el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas; uno de los temas desarrollados fue la vinculación de los hidrocarburos con el calentamiento global, nexo del que había dudas científicas en otros ámbitos.
Ya no las hay; el lunes pasado se publicó el Sexto Informe de Evaluación del Cambio Climático del Panel Intergubernamental de Cambio Climático de la ONU (IPCC por sus siglas en inglés) que, a diferencia del informe previo, que data de 2013, da por confirmado que el modelo de industrialización basado en el consumo de petróleo, carbón y gas es causa directa de la emergencia ambiental y de los fenómenos meteorológicos extremos que empezamos a padecer.
El panel en el Centro Tepoztlán, asociación que preside el embajador Miguel Basáñez, estuvo integrado por Ramón Carlos Torres, investigador del Programa Universitario de Estudios del Desarrollo de la UNAM; por Flavio Ruiz Alarcón, exconsejero de Pemex y por Sergio Osorio, exdiputado federal.
Ellos ofrecieron escenarios en los que se mantiene la inercia impuesta por los negocios, como hasta ahora; ningún gobierno ha cumplido sus compromisos del Acuerdo de París, firmado en 2015, para limitar a 1.5 grados el calentamiento global. También ofrecieron trayectos de mitigación, que no sólo implican cambiar las fuentes de energía a limpias y renovables, sino adaptar el modo en que se produce y en que consumimos, a condiciones sustentables.
El panel se dedicó muy ampliamente a la política energética del gobierno de México; véalo en https://www.youtube.com/watch?v=qkBT4y7CZ14
Difícilmente se pueden exagerar las consecuencias de que la lógica de los negocios siguiera imponiéndose; el IPCC considera ya inalcanzable la meta parisina de limitar a 1.5 grados el aumento de la temperatura media del planeta y cada año veremos fenómenos meteorológicos más graves, como ya lo fueron la ola de calor de fines de junio en Canadá, las inundaciones en Alemania, Bélgica o China de julio, y los incendios en California, en el Mediterráneo, o el año pasado en Australia.
Ya hay cambios que el IPCC considera que serán “irreversibles durante siglos o milenios”, como los que afectan a los océanos y las capas de hielo, y todo provocado por 1.1 grado de aumento en la temperatura actual, con respecto a la del inicio del proceso de industrialización en el siglo XIX.
António Guterres, secretario general de la ONU, declaró que el informe del IPCC 2021, elaborado por 234 expertos de casi un centenar de países, “debe sonar como una sentencia de muerte para el carbón y los combustibles fósiles, antes de que destruyan nuestro planeta”.
Es una expresión exagerada de Guterres que se justifica como apoyo al propósito de que se considere el “informe del IPCC un código rojo para la humanidad”, pero como dijo el ingeniero Cárdenas en el Centro Tepoztlán, “los hidrocarburos no son un recurso del pasado como algunas personas o algunas opiniones se expresan de repente, sino que son recursos del presente y del futuro”.
Y lo son, agregó el ingeniero Cárdenas, no sólo como combustible, cuyo uso se tendrá que ir reduciendo gradualmente, para seguir aprovechándolos en la petroquímica, de mayor valor agregado e impactos en el desarrollo; eso y el emplazamiento de fuentes limpias de energía, “nos va a tomar varios años por delante” a México y al mundo.
Un cálculo preciso es que hacia 2050 la extracción de hidrocarburos para todo uso tendría que reducirse de los 90 millones de barriles diarios actuales, a no más de 20 millones cada 24 horas; el problema es que el negocio de las grandes petroleras se sostiene en costos y volúmenes de extracción como los actuales, que elevarían la temperatura en 3 grados durante las próximas tres décadas.
En el escenario optimista destacan datos como el que ofreció Ramón Carlos Torres, quien aseguró que los costos de las baterías de almacenamiento, de la energía eólica, de la solar, “ya son similares a los de los combustibles fósiles”; hay 10 tecnologías impulsoras de la transición energética y “después de 2030 no va a ser rentable producir vehículos que se hagan a base de combustibles fósiles”. La General Motors anunció que dejará de producirlos en 2035.
Todo -la sobrevivencia en el planeta- dependerá de que nuevos negocios surjan y junto con políticas públicas de todos los gobiernos, impongan modificaciones al modelo industrial que se hizo insustentable tras 200 años de operación.