No hay nada nuevo bajo el sol y los esquemas para construir entornos seguros desde lo local se han manejado desde hace mucho tiempo con casos de éxito, desafortunadamente parece ser que hay poco interés real de entrarle de lleno a acabar con las actividades delincuenciales que generan la inseguridad y la violencia. Ayer leía detenidamente un discurso pronunciado en 2017 por Nathalie Alvarado, encargada de seguridad ciudadana del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en el taller de Seguridad Ciudadana realizado en Medellín donde hablaba de 5 elementos clave para hacer frente a la inseguridad .
El primer elemento al que hace referencia es a la responsabilidad de las autoridades más cercanas los alcaldes en donde se señala que estos no pueden exonerarse de responsabilidades y delegar el control de la delincuencia a otros, independientemente de las responsabilidades de los niveles de gobierno, y en donde las esferas más altas deben de apoyarse en los municipios para combatir el crimen.
Un segundo elemento es alinear todas las acciones del gobierno con un enfoque de combate a la inseguridad y con ello los programas sociales, de desarrollo urbano, cultural o deportivo estén pensados para mejorar la inclusión social y convivencia de los ciudadanos.
La policía es el tercer elemento, que tiene que estar en primera línea para prevenir y controlar el crimen. Son ellos quienes mejor conocen las comunidades los problemas de la gente y saben en dónde se cometen los delitos. La acción policial focalizada en las zonas críticas, debe ir de la mano de la atención de las carencias sociales, que muchas veces están detrás del comportamiento delictivo. El cuarto elemento es anticiparse al crimen, comunidades con acceso a vidas libres de violencia y carencias alejan a los jóvenes a no acercarse a las actividades criminales, mientras que el último punto que refiere es una serie de innovaciones y sinergias que deben desarrollarse gobiernos sector privado y la sociedad civil.
Es una fórmula probada en ciudades violentas con resultados, pero parece que en México poro se hace para caminar por este rumbo.
miguel.puertolas@milenio.com