Mañana 12 de agosto celebramos el Día Internacional de la Juventud, por lo que vale la pena preguntarnos, cuántos y cómo son las y los jóvenes de nuestro país.
Considerando que jóvenes son aquellas personas de 15 a 29 años, el INEGI indica que son 31 millones, el 25% del total de la población del país.
Sin invocar los efectos de la pandemia, en el sector de 15 a 17 años que es el rango de edad habitual en la preparatoria o bachillerato, alrededor del 70% asiste a la escuela. Entre más grande la comunidad o ciudad, mayor es el porcentaje de mujeres que continúan sus estudios.
En cuanto a actividad económica, poco menos de la mitad de las y los jóvenes se encuentran ocupados, con alrededor de 14 millones; la gran mayoría en el sector servicios, seguido de comercio, industria, construcción y agropecuario.
La tasa de desocupación más alta está en las personas de 20 a 24 años, con un 9%.
En cuanto a consumo de droga, de acuerdo a la Comisión Nacional contra las Adicciones, del rango de 12 a 34 años, casi el 30% ha consumido cualquier droga alguna vez en su vida, con cifras que llegaron hasta el 2016 (ojalá tuviéramos datos más frescos) y ya desde entonces con una tendencia al alza.
Si consultamos las cifras de mortalidad del INEGI encontramos una coincidencia: las y los jóvenes de 20 a 24 años son el segundo grupo con mayores homicidios, con 5 mil 60 en el año 2020, tan solo después del grupo de 25 a 29 años (también considerados jóvenes), con 5 mil 624 homicidios en todo el país para el mismo periodo.
En cuanto a población privada de la libertad, los mayores porcentajes por grupo de edad, con 18.7% en ambos casos, lo ocupan jóvenes de 25 a 29 años y de 30 a 34 años; como dato adicional, el 37.6% del total, solo llegaron hasta la educación secundaria. Los principales delitos cometidos fueron robo con 35%, homicidio 19%, violación 8.5% y secuestro con 8.5%.
Es decir que en el 2020 más de 10 mil jóvenes fueron asesinados, 33 mil 700 más se encuentran en la cárcel probablemente por un delito grave y hay un número creciente de consumidores de droga.
Estas cifras, en un escenario de pandemia, pérdida de empleos, huida de capitales, mayor cantidad de droga circulando, delincuencia en franco reclutamiento y con recursos, brindan un panorama poco alentador.
¿Es legado de gobiernos pasados? ¿Es una coyuntura? ¿Son ciclos históricos? ¿Son malas decisiones en materia de políticas públicas?
Difícil saberlo, pero hay una real necesidad de jóvenes que construyan el futuro, con acciones que provoquen una movilidad social, su profesionalización en cualquier ámbito que se encuentren y por ende, mejores ingresos y una razón para alejarse de las drogas.
Ese futuro que construyen los jóvenes, cualquiera que sea, es el mismo que viviremos las generaciones que ya no somos tan jóvenes y más aún, las generaciones que están llegando.
Sophia Huett