El 27 de mayo de 2016 quedará para los anales de la Historia el apoyo explícito del Partido Popular de Murcia a la Ley 8/2016 en la que puede leerse, en el punto 2 del artículo 25, lo siguiente: “Se integrará la educación en valores de igualdad, diversidad y respeto desde la Educación Infantil hasta la enseñanza obligatoria, explicando la diversidad afectivo sexual desde las edades más tempranas, eliminando los estereotipos de «normalidad» basados en la heterosexualidad como la única orientación sexual válida y admitida, haciendo comprensible para todos las diferencias entre identidad sexual, expresión de género y orientación sexual. Se fomentará la utilización en la escuela de recursos pedagógicos (juguetes, juegos, libros, material audiovisual), que fomenten la igualdad entre todas las personas con independencia de su identidad sexual, orientación sexual y su expresión de género.”
Cinco años después y varias elecciones perdidas, Judas quiere devolver las treinta monedas de plata que recibió en contraprestación por apuñalar a los padres con la aprobación de la ley murciana y del resto de Comunidades Autónomas donde las leyes del lobby LGTBI se han abierto paso al margen de lo que pudiera dictar el Tribunal Constitucional, pues también hay que decir que el Partido Popular se ha negado a llevar dichas leyes autonómicas al Constitucional, aún a sabiendas de que hay muchos artículos que vulneran derechos fundamentales de los niños y de los padres, esos a los que ahora dice defender en un claro ejercicio de pornografía y desvergüenza política. Sabedores de la engañifa a la que habían sometido a los suyos, disfrazaron su discurso para someter a las patronales de enseñanza privada y tener así controlados a los padres que, al igual que entonces, empiezan a despertar y tocar la realidad. Y la realidad no es otra que la que marca la Ley. ¿Y qué dice la Ley aprobada por el PP? Pues que se harán planes específicos de ideología de género en las escuelas. En realidad, se han estado subvencionando, desde entonces, en las escuelas españolas. Y ha sido bajo gobiernos del PP donde más adoctrinamiento se ha producido. Recuerdo cuando, como Presidente del Foro de la Familia en la Región de Murcia, conseguimos parar las charlas LGTBI que se estaban realizando en los institutos murcianos con dinero público y sin pedir el consentimiento informado a los padres. Era abril del año 2018 cuando la entonces Consejera de Educación del PP se vanagloriaba de la educación afectivo sexual lgtbi en las escuelas que le “coló” un Director General. Y he dicho “coló” porque esa fue la respuesta que entonces me dieron en la Consejería, que ellos no sabían nada y que, por supuesto, paralizarían inmediatamente el programa que, días antes, habían anunciado a bombo y platillo. Los días siguientes fueron de mucha presión, llamadas de teléfono y mensajes de dirigentes del PP murciano para que cesáramos en nuestro empeño de implantar lo que acordamos con la responsable de la Consejería en aquellos días: el consentimiento informado a los padres que, meses más tarde, adoptaría el nombre de Pin Parental por otro partido político.
Recuerdo cómo desde ámbitos muy altos del PP se me decía que todo iba a cambiar cuando, en julio de ese año, Casado le disputara la presidencia del PP a Soraya Sáez de Santamaría. Es más, tuve una fugaz entrevista con Pablo Casado, propiciada por el bueno de Teodoro, de aproximadamente diez segundos, en el que ninguneó al Foro de la Familia, no a mí, llevaba mucha prisa y, en ese momento, me dí cuenta de que tendría que dejar la militancia del PP, tras veintiocho años, por haber perdido la confianza en un partido que hizo de la Familia una de sus columnas vertebrales en el pasado. Recordé entonces la llamada de Maroto, en Mayo de 2016, a López Miras, la misma mañana en la que se votaba la ley lgtbi en Murcia, porque el que tenía que estar dando la cara se encontraba de viaje en Cuba. La orden era clara, se repetían las elecciones generales y Rajoy no quería sorpresas, no quería algarabías. Mejor dicho, Rajoy formaba parte del guión establecido para asaltar las escuelas sin el permiso de los padres.
Perdido el discurso social, la maquinaria del PP se apresuró rauda y veloz a ganarse la confianza de la enseñanza concertada que empezó a verse amenazada por la entrada al gobierno de Pedro Sánchez. La idea era mantener controlados a los padres para que no salieran a la calle a pedir libertad de educación para sus hijos y dejaron vendidos a los padres de la enseñanza pública. Lo que hicieron, y aún hoy hacen, es aún más sonrojante. Disfrazaron el artículo 27.3 de la Constitución como una elección de centro educativo, no del tipo de educación acorde a nuestras propias creencias filosóficas, religiosas o morales que los padres queremos dar a nuestros hijos como es la educación afectivo sexual.
El bochorno aumenta cuando empezamos a tirar de hemeroteca. Tenemos en la Región de Murcia una Ley de Ayuda a la Mujer Embarazada aprobada en el año 2009 y que, a día de hoy, sigue sin desarrollar. Eso sí, casi cinco mil abortos anuales son financiados por el gobierno del Partido Popular sin que se les ofrezca alternativas a las mujeres que deciden acabar con su embarazo, lo que demuestra que a los dirigentes populares las políticas en favor de la vida no les importan porque no dan votos. Como uno de ellos me dijo hace poco: “que esos votos se vayan al otro partido y así los tendremos controlados”. Mucho hablar, pero nada. Recurrieron al Constitucional la Ley Aído del aborto y sólo unos pocos exdiputados nacionales populares acudieron a denunciar al TC por ese retardo inexplicable en resolver el recurso presentado en 2010.
Y podríamos seguir dando ejemplos, que por cierto aparecerán en un libro que está gestándose, pero este artículo de opinión sólo pretende eso, dar una pincelada mínima de lo que son Valores y de lo que es Traición. Judas vive en la calle Génova. Quienes han formado parte del problema no pueden ser nunca parte de la solución. Y quienes ahora prometen cambiar tantas cosas son los mismos que generaron el problema. Es cuestión de credibilidad. Ojalá los afiliados del PP recuperen el control de un partido que antaño fue luminaria para millones de españoles y, ahora, no es más que un recuerdo al que se aferran muchas buenas personas. Recuerdo cuando con el Pp de Aznar se presumía de tener las manos limpias, uno de los lemas que más daño hicieron al PSOE de Felipe González. Pues bien, esa bandera ya no la puede llevar, sin abochornarse, el PP de un Casado esclavo de Feijóo. El Pp sabe hacer bien muchas cosas, las ha hecho en el pasado, pero en temas de Familia, Vida, Educación en Libertad y Justicia Social es un partido acomplejado e incapaz. Ahora es Valores, el partido de la Familia, formado por gente real, de la calle, de la Sociedad Civil que ha estado luchando todos estos años, quienes pueden enarbolar esas banderas con la cabeza muy alta y además, con autoridad moral. Para vencer a la izquierda es necesaria una Gran Coalición, no la unión de las derechas que pregona Casado y que sería un fraude para los españoles de buena voluntad que ya han visto la imposibilidad, por falta de líder, de volver al PP de Aznar. El PP tendrá en Valores a un socio perfecto, sin estridencias ni ruidos, para una gran coalición electoral que permita vencer a la izquierda y acabar con las tonterías marxistas del género. Porque Judas sigue viviendo en Génova y alguien los tendrá que atar en corto para que no vuelvan a vendernos a las familias españolas por treinta monedas de plata. En España hace falta, más que nunca, Valores. Ahora, sólo queda Valores.