La Estrategia RIS3 (para la especialización inteligente) movilizará 14.532 millones de euros en el horizonte 2027, el 64 por ciento de esta partida procedente de recursos privados. Con ello, se pretenden cumplir varios retos, pero principalmente 13 objetivos que incrementen el peso de las políticas de innovación y su impacto en la economía autonómica.
El cuadro económico del documento, que se construye sobre los avances conseguidos en la primera versión, 2014-2020, establece el conjunto de recursos que previsiblemente se pondrán sobre la mesa a lo largo del periodo de su ejecución. Del total, 9.281 tendrán origen privado, mientras que los otros 5.251, públicos. De éstos, la Junta de Castilla y León aportará en los siete años de programa 3.816 millones, mientras que otros 1.435 llegarán desde otras administraciones, principalmente de programas europeos.
La cifra de recursos para el desarrollo de la Estrategia, recogida por Ical, partirá desde los 1.827 millones de euros totales destinados en el ejercicio 2021, para crecer progresivamente, el segundo año, un siete por ciento, hasta los 1.955 millones, y de ahí, hacerlo a un ritmo de entre un dos y tres por ciento anual, hasta concluir en 2027 con 2.281 millones de euros aportados desde la financiación públicas y privada.
Entre los indicadores que la RIS3 pretende mejorar con esta fuerte inversión se encuentra elevar del 61 por ciento actual al 70 en 2027 el porcentaje de exportaciones de los productos con mayor contenido tecnológico sobre el total de ventas exteriores de la Comunidad. Pero antes, la estrategia incide en la necesidad de alcanzar el 75 por ciento en el nivel intermedio, en 2024.
En el marco puramente económico, los datos de gasto total en I+D como porcentaje del PIB sitúan a Castilla y León por encima del promedio del conjunto de España, ya que en 2019 fue del 1,35 por ciento, frente al 1,25 nacional. El objetivo ambicioso del documento es llegar al 1,7 dentro de tres años y al 2,12 por ciento al final del programa. Este indicador ha seguido una tendencia ascendente iniciada en 2014. Aún lejos de los objetivos europeos, estos datos posicionan a Castilla y León en las comunidades españolas de cabeza, concretamente en la quinta posición, tras País Vasco, Madrid, Navarra y Cataluña.
El sector empresarial concentra el mayor gasto en I+D, con el 65,4 por ciento del total en 2019, si bien se persigue elevarlo al 70 por ciento en 2027. Este dibujo es otra de las características de la Comunidad, señala la estrategia, con una contribución importante del empresariado y un peso también importante del sistema universitario. Respecto a las firmas innovadores, el objetivo es pasar del 17,4 por ciento al 25. Es decir, que una cuarta de las sociedades regionales tengan carácter innovador dentro de seis años.
Otros retos relevantes que afronta la estrategia RIS3 son incrementar el índice del impacto normalizado de la producción científica de la Comunidad, de 1,18 al 1,25 puntos; y elevar el porcentaje de investigadores en el sector privado en casi seis puntos, hasta el 38 por ciento.
Cien megas para el 100%
Uno de los puntos con más relevancia sobre la población será el objetivo de llegar al cien por cien de la población con una cobertura superior a 100 megas de velocidad, que actualmente se encuentra en el 74% (la estrategia plantea que en 2024 sea ya del 91%).
En relación a la conexión de las empresas, el documento confía en subir diez puntos, hasta el 83 por ciento, en sociedades de más de diez empleados que disponen de internet y página web; y alcanzar el 85 por ciento entre aquellas que usan la red para interactuar con las administraciones públicas (actualmente es del 73 por ciento). Por último, se considera necesario pasar del 58,5 al 80 por ciento de personas con competencias digitales básicas (un 70 por ciento en 2024).
A día de hoy, Castilla y León está clasificada como región «innovadora moderada (-)» y ocupa un puesto discreto entre las 240 regiones europeas incluidas en el informe. Aunque la evolución del índice ha sido positiva, el posicionamiento en el ranking «no ha mejorado», según reconoce la propia estrategia.
Para el periodo 2021-2027, sobre la base de los resultados del diagnóstico previo y los resultados del trabajo realizado con los agentes del ecosistema de I+D de la Comunidad, se observa necesario avanzar en políticas, programas o medidas que, entre otros aspectos, «aborden la retención y la atracción de talento a la Comunidad», de tal forma que, además de contribuir a la consolidación de capacidades para la innovación, «permitan abordar aspectos críticos para la Comunidad, como es el envejecimiento poblacional y el reto demográfico».