Alberto Núñez Feijóo insiste: «no tiene ningún sentido» que el pasaporte Covid, el certificado que acredita que una persona está vacunada con la pauta completa frente al coronavirus, solo sirva «cuando un español sale de España». El presidente de la Xunta defiende una vez más el uso que le da Galicia, que obliga a presentar bien este certificado u otros que acrediten haber dado negativo en las últimas horas o haber superado la enfermedad, para acceder al interior de la hostelería en municipios en los niveles superiores de restricciones por su alta incidencia.
«O la mayoría de los países de la Unión Europea están equivocados, o está equivocada España», ha indicado Feijóo durante una entrevista concedida a Onda Cero, tras recordar que la vecina Portugal, Francia e Italia, hasta sumar algo más de una veintena de países, ya aplican el pasaporte Covid en negocios como bares y restaurantes, para controlar los accesos.
«No podemos vivir como si no hay una pandemia, pero tampoco podemos vivir como si no estuviésemos vacunando desde diciembre del año pasado», ha argumentado. Esto es: debe haber algún tipo de filtro cuando en Galicia, por ejemplo, siete de cada diez personas ya están inmunizadas. Pedir el certificado da seguridad, ha subrayado Feijóo, pero además anima a quien puede seguir «remiso a vacunarse», a modo de incentivo.
«No entendemos esta bisoñez del Gobierno», ha cargado Feijóo, «si lo que se pretende es no molestar a la gente que no tiene el certificado, es una actitud bastante farisaica», ha señalado. Para no molestar, ha incidido, lo que hay que hacer es conseguir más vacunas y acabar de inmunizar a la población. El mandatario gallego ha traído a colación una de las justificaciones del Ejecutivo central, con la que se rechazó su propuesta en Salamanca, en la reciente conferencia de presidentes, cuando se rebatió que esta medida suponía «estigmatizar a la juventud».
Al contrario, para Feijóo, no darle el uso que propugna Galicia al pasaporte Covid implica «estigmatizar a toda la población». No se distingue entre vacunados y no vacunados, se penaliza a los servicios de salud y los sectores económicos, y se perjudica a quienes han de padecer las restricciones (cierres perimetrales, toques de queda, etc) como si no hubieran completado la pauta. «Eso sí que es estigmatizar», ha remachado.
Dosis de vacunas y obligatoriedad
El titular de la Xunta ha vuelto a mostrar su malestar por la decisión del Gobierno de no incluir a Galicia en el reparto de los 3,4 millones de dosis adicionales de suero de Pfizer anunciadas por Pedro Sánchez precisamente en Salamanca. Feijóo ha comentado que el argumento del Ministerio de Sanidad es que Galicia ha venido recibiendo antídotos «por encima» de su población. La Xunta asumía que, ahora que se vacuna a gente más joven, le correspondían menos vacunas, en comparación con otras autonomías, pero «no podemos aceptar que no nos corresponda ninguna» de la nueva remesa. En el caso de Moderna, de las que Galicia recibirá la mitad que hasta ahora, entiende que «afectará a toda España».
«El problema», ha abundado, «es que no se transparentan los criterios». Los gobiernos regionales no saben «con claridad y taquígrafos cuáles son los medicamentos que recibe cada una». «A nosotros no nos parece que haya transparencia», ha insistido, ahora que Sanidad cierra el grifo a Galicia bajo la excusa de que ha recibido dosis de más y ahora toca «reequilibrar». «No hay una transparencia diaria o semanal del número de vacunas», ha repetido. No tiene pruebas de que el reparto no sea correcto, pero sí de que no hay transparencia, ha cerrado este capítulo.
Sea como fuere, para Feijóo se confirma que no hay vacunas suficientes, lo que conlleva una «dificultad estructural» y deja a las comunidades con las manos atadas para vacunar a la gente joven, de hay unos porcentajes de infecciones en un nivel «todavía muy alto y muy espectacular». «Seguimos bastante enredados con la pandemia», ha lamentado.
Por último, todavía en clave pandémica, ha insistido en abogar por la vacunación obligatoria a sectores como los trabajadores sociosanitarios, punto en el que ha compartido una anécdota durante una visita a una residencia de mayores, donde descubrió, y le dejó preocupado, que la única persona no vacunada era «la doctora» del centro. «Es muy difícil que una persona que se dedica a la prestación de asistencia sanitaria sea un riesgo para el paciente que atiende (...). Una persona que te cuida no puede ser un riesgo para tu salud», ha reflexionado. Y si esos profesionales no quieren vacunarse, «no pueden prestar la asistencia sanitaria», ha zanjado.
