La presencia de manteros y vendedores de sangría y mojitos en las playas de Alicante este verano es residual ante la presión policial que les lleva a buscar otros rincones de la costa de la provincia. El refuerzo de agentes tanto municipales como de la Policía Nacional, en este caso de paisano para mezclarse con los bañistas sin llamar la atención, ha logrado acabar con las quejas de los hosteleros que tienen negocios en los paseos marítimos cercanos, que arreciaban cada vez que llegaba el buen tiempo por la competencia desleal; además de contribuir a una mayor seguridad del bañista contra los habituales hurtos, coinciden desde la Comisaría y el Ayuntamiento de Alicante.