El ingreso mínimo vital se impuso el pasado 2020 con el objetivo de reducir la pobreza en un 80%. Además, beneficiaría a casi 900.000 personas. Entre las condiciones que hay para poder pedirlo están como mínimo tener 23 años y como máximo 65, ya que en esa edad es cuando se puede empezar a percibir una pensión mínima.
En cuanto al importe, varía en función de la situación económica que tienen las familias. Los ingresos van desde los 462 euros (para personas que vivan solas), hasta los 1.015 euros (familias de dos adultos y tres niños o más).
Una de las dudas que pueden surgir es durante cuánto tiempo se pueden prolongar las ayudas. Algunas formaciones políticas quisieron que fuera de forma temporal, sobre todo por la pandemia de coronavirus que afectó a los ingresos de millones de hogares. Sin embargo, el Gobierno apostó para que estas ayudas tuvieran una duración indefinida.
Así, el cobro del Ingreso Mínimo Vital se mantendrá mientras se cumplan las circunstancias. De este modo, si una persona es menor de 65 años lo podrá seguir cobrando. ¿Qué ocurre si se ha encontrado trabajo? Esta ayuda es compatible, ya que se puede combinar con otras rentas. Esto será así mientras no se supere el umbral de ingresos permitido.
¿Quién puede acceder al ingreso mínimo vital?
Toda persona que acredite estar en una situación de vulnerabilidad –que los ingresos del hogar sean inferiores a la renta–, o que su renta sea tres veces inferior a la garantizada anual. Asimismo, es necesario que la persona que lo vaya a solicitar lleve como mínimo un año residiendo de forma legal en España.
Además, las mujeres que sufran maltratos que hayan abandonado la residencia habitual con sus hijos y sus familias hasta el segundo grado por consanguinidad o afinidad también podrán acogerse a él.