Volver a la presencialidad total en las clases para el próximo curso. Esa es la intención del rector de la Universidad de Sevilla, Miguel Ángel Castro, que transmitió a los decanos y directores de centros con los que mantuvo ayer una reunión para preparar el próximo curso 2021/2022.
Aunque sólo fue una toma de contacto y no hay nada cerrado porque el documento de criterios académicos para el próximo curso aún se está elaborando y tendrá que ser aprobado en consejo de gobierno, la idea es la misma en la que el rector ha insistido en las últimas semanas y que manifestó también en el claustro esta semana.
La principal conclusión que salió de esa primera reunión mantenida ayer es que la idea es que el próximo curso sea «normal». Aunque estará siempre en función de las autoridades sanitarias y de cómo evolucione la pandemia y el ritmo de vacunación de aquí hasta el próximo 20 de septiembre, fecha en la que está previsto el inicio de las clases en la Hispalense.
El futuro de las cámaras
En cualquier caso, fuentes presentes en ese breve encuentro, aseguran que se puso de manifiesto el ritmo de vacunación que se está cogiendo así como la colaboración que la Universidad de Sevilla ha mantenido con la Junta de Andalucía poniendo a disposición de Salud varios vacunódromos (los del Sadus de Ramón y Cajal y Los Bermejales y posteriormente el «bunker» de Matemáticas).
Además la idea del Rectorado es que el próximo curso no sean todas las clases en streaming como se ha hecho este año. Sino que esas cámaras que se compraron para dar las asignaturas online se utilicen para otras cuestiones. Por ejemplo, como dijo Castro en la reunión del claustro, para otras actividades como reuniones con facultades de Málaga o para el caso de alumnos con Covid o cualquier otro impedimento sanitario que les impida acudir a clase.
«Si siguen las cámaras se pierde el alma de la institución», dijo Castro hace unos días en el claustro cuando una representante estudiantil le preguntó por la continuidad de las cámara para el próximo curso.
Sin embargo, para que el curso pueda comenzar con normalidad hay un obstáculo:las restricciones sanitarias que obligan a guardar 1,5 metros de distancia de seguridad entre los estudiantes.
Distancia de seguridad
Si se mantiene la restricción habrá que determinar en qué aulas se pueden cumplir esas distancias y en cuáles no. Es decir, que no se podrán dar todas las clases en las aulas tal y como se hacía antes de la pandemia. Por ello fuentes de la universidad no descartan una fase de transición sin presencialidad plena. Todo ello se plasmará en un documento que tendrá que ser aprobado en un próximo consejo de gobierno. Mientras, la mayoría de facultades y centros han comenzado el período de exámenes en los que, aunque se apuesta por la máxima presencialidad, se permiten todavía las pruebas online.