«Vamos a modernizar el mercado de trabajo pero también vamos a derogar la reforma laboral del PP». Así de clara y tajante se ha mostrado esta mañana la vicepresidenta tercera y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, durante su intervención en el 43 Congreso Confederal que celebra UGT en Valencia, en lo que supone toda una declaración de intenciones que llega además en un momento clave. Los agentes sociales negocian actualmente los cambios en materia laboral, pero también Bruselas supervisa el avance de las reformas prometidas. En paralelo, se apura el plazo para prorrogar nuevamente los ERTE para las empresas y empleados afectados por la pandemia.
Díaz se ha comprometido con Bruselas a tener listos los primeros cambios en el mercado de trabajo este mismo año, una tarea que no parece sencilla pues los empresarios se muestran contrarios a varias de las materias planteadas. Por ello, Díaz ha reclamado hoy ayuda de los sindicatos en esta estrategia: «Necesitamos un sindicalismo más vivo que nunca», ha dicho, tras asegurar entre fuertes aplausos que la reforma laboral puesta en marcha por los populares fue «ineficaz» y provocó un «desastre laboral». De cara al futuro, la legislación laboral «no puede pasar por los recortes y el abaratamiento del despido», ha insistido la vicepresidenta, y ha recordado el «mandato constitucional» de los sindicatos y su «capacidad de negociación, exigencia al Gobierno y movilización». El reto no es menor: «Hay que reparar el ascensor social», ha dicho.
Pero Díaz también ha puesto deberes a los sindicatos: «El sindicalismo necesita reinventarse, repensarse y adaptarse a una realidad y a un modelo productivo muy distinto que el que os vio nacer». «Hay muchos sitios donde el sindicato no está y tiene que estar», ha dicho tras apuntar a un nuevo «sindicalismo digital» y a unos «vientos de cambio» a los que asegura que se han apuntado ya líderes y gobiernos como el estadounidense, con Joe Biden al frente, en referencia a la regulación de los 'riders' recientemente aprobada.
La irrupción de la pandemia y la puesta en marcha de los ERTE elevaron el protagonismo de Díaz en el Gobierno. En paralelo, su marcado perfil negociador y su apuesta por el diálogo social lograron conquistar a buena parte de los empresarios, en un principio reacios a su figura, frente a ministros con un perfil más técnico como el de Seguridad Social, José Luis Escrivá. Pese a ello, el equilibrio que pretende lograr Díaz es muy complejo. La CEOE rechaza de plano buena parte de las propuestas que quiere llevar a cabo y que buscan dar un mayor poder de negociación a los convenios sectoriales a costa de los de empresa y limitar el poder de los empresarios para recortar los sueldos de sus plantillas. También se plantea recuperar la ultraactividad de los convenios, una de los principales cambios que incluyó la reforma laboral de Rajoy en 2012.
Las palabras de Díaz también tienen una lectura en clave política, pues mañana mismo los socios parlamentarios del Ejecutivo han anunciado que le pedirán explicaciones sobre la derogación de esta norma. Tanto ERC, como Bildu y la CUP han registrado preguntas sobre el futuro laboral de los jóvenes, las intenciones reales de la ministra de desmontar la reforma laboral del PP o el alcance de las reformas del mercado de trabajo prometidas a Bruselas.
