La Policía Nacional ha
detenido a tres hermanos, miembros del conocido clan de los Caracoleños, por su participación directa en la agresión a los responsables de un quiosco de las Tres Mil Viviendas que se atrevieron a enfrentarse a una familia que ha vuelto a hacerse fuerte en el barrio. Un gesto que le pudo costar la vida a una de las víctimas. En estos momentos los tres sospechosos se encuentran en libertad después de que varios testigos que habían sido fundamentales en la investigación del Grupo de Homicidios se echaran para atrás en el juzgado y no señalaran a los investigados. La ley del silencio imperó, una vez más.
ABC informaba el pasado 1 de abril del revuelo que se había montado en las Urgencias dle Hospital Virgen del Rocío donde habían acudido familiares de dos hermanos que habían recibido una paliza en un domicilio del Polígono Sur. Son los propios sanitarios los que alertaron a la Policía de lo que estaba ocurriendo ante el riesgo de que se pudieran producir altercados. Así se enteraron que los dos hermanos agredidos regentan un quiosco que había sido objetivo de un robo. Las víctimas supieron a través de los vecinos quienes habían sido los autores y acudieron a la vivienda de la familia, donde fueron recibidos a palos.
Uno de los quiosqueros recibió una puñalada en la región lumbar que le provocó una herida severa de la que tuvo que ser operado de urgencia porque había afectado a órganos vitales. Según detalla la Policía en un comunicado remitido este martes, la víctima permaneció en la UCI durante 40 días.
Escondidos en un asentamiento chabolista
El Grupo de Homicidios se hizo cargo de la investigación y no tardó en identificar a los tres responsables de la agresión. Pero cuando fueron a buscarlos, ya habían desaparecido del barrio. Se trata de tres hermanos, uno de ellos menor de edad, miembros del clan los Caracoleños; la misma familia que tuvo que abandonar las Tres Mil Viviendas en 2009 después de verse envuelta en un tiroteo que dejó un muerto. Tras cumplir su 'condena' de destierro, regresaron al barrio donde a día de hoy se han hecho muy fuertes, según detallan fuentes policiales.
Esta suerte de organización familiar ya integra a otras familias, con las que se unen a través de casamientos. Así, los tres hermanos que fueron detenidos el pasado día 13 de mayo tienen también relación con el clan de los Penanes, de donde procede su padre, y con el de los Gilos, por parte materna.
El pasado día 13, los agentes obtuvieron la autorización judicial para registrar los lugares donde se escondían los sospechosos: dos furgonetas aparcadas en un asentamiento chabolista de San Juan y un piso de Alcalá de Guadaíra. Esta última localización la descubrió la Policía en el momento de comenzar la redada.
En los registros, los agentes intervinieron 14.200 euros, varias armas blancas y piezas de un arma de fuego.
Los Caracoleños montaron un asentamiento chabolista en San Juan a raíz de su destierro. Cuando regresaron al barrio, las viviendas habían sido precintadas por la Junta porque se confirmó que la mayoría las estaba ocupando de manera irregular. Pero levantaron los precintos y volvieron a entrar.