La alcaldesa Ada Colau cogió a todo el mundo por sorpresa cuando, durante una cumbre por el clima en Copenhague, en octubre de 2019, propuso limitar todos aquellos vuelos que tengan una alternativa en tren, mención especial para el trayecto entre Barcelona y Madrid. Ahora un informe elaborado a propuesta del Ayuntamiento plantea como una posibilidad la eliminación de dos de cada tres vuelos entre el Aeropuerto Josep Tarradellas Barcelona-El Prat y el de Barajas y directamente todos los que unen la capital catalana con Valencia.
El documento, elaborado por la empresa pública Barcelona Regional y adelantado este martes por La Vanguardia, incluye varias propuestas de reducción del impacto en emisiones del Aeropuerto barcelonés en lína con la declaración de emergencia climática aprobada por el Ayuntamiento en enero de 2020. Sus conclusiones suponen un argumento más para los de Colau en su oposición a la ampliación de la tercera pista del aeropuerto, un proyecto defendido desde Aena –presidida por el socialista Maurici Lucena–, pero que genera rechazos entre algunos ayuntamientos locales por afectar a zonas protegidas como los humedales de La Ricarda.
Para reducir unas emisiones que en 2019 alcanzaron las 556.000 toneladas de CO2, y que corresponden principalmente a los ciclos de aterrizaje y despegue, el informe plantea “potenciar el transporte colectivo, preferentemente el ferroviario”. En este sentido, abre la puerta a una racionalización de los vuelos de radio corto, en línea con los avances en otros países como Francia y Austria. En estos momentos hay 15 rutas desde Barcelona que se pueden hacer en tren en menos de siete horas. Incluyen once aeropuertos españoles y cuatro franceses: Lyon, Toulouse, Marsella y París, que tienen alta velocidad. Entre todos suponen –con datos anteriores a la epidemia– unas 65.000 operaciones anuales, es decir, el 19% del total de pasajeros y un 8% de las emisiones.
Sin embargo, debido a la todavía poca frecuencia en los trenes con Francia o a la necesidad de hacer transbordo en el caso de ciudades españolas como Sevilla, Valladolid o Málaga, el informe de Barcelona Regional plantea empezar a corto plazo por dos destinos en los que la conexión ferroviaria es más solvente: Madrid y Valencia.
El gran inconveniente de esta propuesta, según los expertos, es el perjuicio que supone la alternativa ferroviaria para todos aquellos pasajeros que realizan un vuelo de conexión, es decir, que solo pasan por los aeropuertos de destino como escala. “En el caso de las rutas de París y Madrid, los pasajeros de conexión tienen un peso muy importante por su condición de hubs, pero algunos escenarios muestran un importante margen para la racionalización”, apunta el estudio. Teniendo en cuenta esto, aun así los autores consideran que los vuelos entre El Prat y Barajas se podrían reducir en un 66%, afectando a aquellos que tienen una proporción de pasajeros de conexión inferiores al 30% del total. En el caso de Valencia, además, creen que se podrían suprimir todos, debido al “poco volumen” de estos usuarios. El impacto sería de unas 12.900 operaciones, dos millones de pasajeros y 100.000 toneladas de CO2.
El otro gran escollo para esta reconversión se encuentra en la propia estructura ferroviaria, que a corto plazo debería acometer algunas mejoras, según el informe. “Para cualquiera de estas dos acciones inmediatas hay que mejorar algunos aspectos de conectividad en estas rutas y a la vez incluir la alta velocidad y conexiones locales en los buscadores, así como la compra unificada de billetes”, apuntan.