Todavía en Rusia, y a las puertas de su cuadragésimo cumpleaños el 29 de mayo, el toledano
Javier Ulises Illán
saborea la porción que le corresponde del éxito que La Fura dels Baus cosechó en el Zaryadye Hall de Moscú el pasado fin de semana. Su parte de la tarta fue dirigir la orquesta Eugeny Svetlanov -antigua orquesta Nacional de Rusia- y el Coro Académico Estatal en el espectáculo 'La Creación' de Haydn.
«La experiencia ha sido muy satisfactoria y Carlus Padrissa, director de este espectáculo, está muy feliz con los resultados y el entusiasmo del público en Rusia», explica Illán a ABC desde el hotel. «Había trabajado con la Fura anteriormente, aunque no con estas responsabilidades tan directas en el resultado final», añade el director de orquesta, que ha trabajado en Rusia por primera vez.
La producción de 'La Creación' de Haydn «es muy respetuosa con la música y pienso que supone una herramienta de acercamiento del oratorio a nuevos públicos», asegura. «No olvidemos que 'La Creación' narra el origen del mundo, el nacimiento de Adán y Eva, y todos siempre nos gusta que nos cuenten cuentos. La Fura mira a la vida con los ojos de un niño que se sorprende con cada descubrimiento, que disfruta cada emoción intensamente -afirma-. En este caso, la música pinta los paisajes, describe los animales o las tormentas; es una obra bellísima para solistas, coro y orquesta».
«Hay un momento especial en el oratorio», describe el músico toledano, «que se hace con la sala de concierto en penumbra, para describir cuando Dios creó la luz. Haydn mantiene a coro y orquesta en piano y de repente, cuando el coro canta 'Y se hizo la luz', toda la orquesta y el coro explotan en un luminoso acorde de Do Mayor. Las luces de sala se encienden de repente. Esa música y luz poderosa tiene un efecto impresionante en cada función. Ya fue en tiempos de Haydn muy comentado ese momento. Es maravilloso».
Cuenta Illán que son muchos meses los que se tardan en preparar una producción como ésta, muchas horas de estudio en la soledad de una mesa. «Cuando llega el momento de salir a escena, miro a todos los músicos y doy gracias por poder formar parte de algo tan bello y humano», se conmueve. «Disfruto mucho la interpretación y siento que se establecen unos vínculos muy íntimos mientras se comparte la música. El corazón ruso y el español no solamente latieron al mismo ritmo, sino que también bombearon música con una enorme intensidad. Y eso traspasa y llega al público. Sentí una gran satisfacción», admite.
Respeto por la música
Rusia es un pais gigantesco, lleno de contrastes, según Illán, «pero, si hay algo que unifica su enorme extensión, es su amor y respeto por la música». «En Moscú o San Petersburgo -pone como ejemplo- no sólo hay orquestas de renombre, sino también templos de la danza o la ópera como El Bolshoi en Moscú o el Teatro Marinsky en San Petersburgo. Pese a tener una tradición enorme, los rusos se renuevan y apuestan por el desarrollo de las artes y también invierten en la modernidad».
Producto de esa modernidad, continúa Illán, es el Zaryadye Hall, inaugurado por Putin en 2018 y que cuenta con las últimas tecnologías en todo lo escénico, iluminación, ventilación, diseño y acústica. «Es lo último de lo último en lo que se refiere a lo escénico -remarca-. Y, además de situarse a pocos metros de la plaza Roja, han creado a su alrededor un parque integrando la vegetación y el ocio familiar en torno a la cultura. Una inversión de futuro, sin duda, que ya es presente en Moscú».
«Poder actuar en el Zaryadye Hall ha sido un placer -reconoce-, aunque para mí lo más importante ha sido estar al frente de un proyecto musical internacional de primer nivel. El honor es poder trabajar con instituciones que cuentan con ese nivel y esa trayectoria y, por supuesto, poder disfrutarlo».
Después de todo, ¿con qué se queda?
Me quedo con la experiencia trasnacional de trabajar en equipo con profesionales que aman el arte y respetan el teatro y la música. Con la emoción de haber podido pasear por la plaza Roja acercarme a la cultura musical de Rusia, sentir el pulso de una ciudad que nunca duerme: Moscú. Ojalá pueda volver pronto. Me ha encantado la experiencia y vuelvo a España en calma con ganas de más.