Si Sánchez representa el verbo culebroso hecho hombre, el ministro cosmonauta Pedro Duque ofrece laconismo de héroe a lo Sergio Leone. Apuntó hace meses que la vacuna española florecería justo ahora, en abril. Pero la fruta no está madura y desde entonces no se le escuchó. Comandante de un ministerio sin alforjas y casi sin presupuesto, suele gastar traje holgado de ingravidez permanente, con lo cual parece flotar en el vacío sideral. En este banquete de bocazas el silencio se agradece, pero claro, aunque sólo sea para justificar el sueldo que acompaña el cargo, por fin soltó otra propina.
Acaba de regañar, un poquito y desde su voz trémula, a esos famosos tan cimarrones con la cosa pandémica. Pide «que tengan...
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