La nueva política ni era nueva ni era política. Podría pensarse que la novedad se perdió en el torbellino de lo efímero en el que nos ahogamos en esta era. No, en realidad nunca hubo innovación alguna. Solo era un eslogan. Y ese el problema. Que la política es, o debería ser, otra cosa. La política se basa, o debería basarse, en principios y valores. Y la nueva política siempre fue otra cosa.
Esto, en esencia, valdría para toda la nueva política -Ciudadanos, Podemos, el Partido Sanchista o Vox-, pero el caso concreto de la «formación naranja» es paradigmático. Es el primero de esa hornada que se enfrenta directamente, sin ambages ni paliativos, al fracaso absoluto. El primero de aquella promoción...
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