Hasta la concesión del Premio Nacional de Fotografía 2020, para muchos, la alicantina Ana Teresa Ortega (1954) era prácticamente una desconocida. Un galardón que ‘hace memoria’, como lo logra ella con una técnica que, desde sus inicios, ha hibridado con otras (como la escultura, en la que se forma) o con disciplinas varias (antropología, ciencia, literatura...). Los conceptos ‘olvido’ o ‘exilio’ le son propios. ‘Pasado y presente. La memoria y su construcción’, ahora en el Museo Universidad de Navarra, tras su paso por el Centro del Carmen en Valencia, ‘ilumina’ todo ello.
¿Qué supuso para usted el Premio Nacional de Foto?
Fue algo inesperado, también una gran alegría. Para alguien que trabaja con la memoria, significó visibilizar mi labor más de lo...
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