Por muy indecente que pueda parecer que un diputado se mude de un grupo político a otro llevándose el escaño que obtuvo con el primero, es perfectamente legal. Una vez formalizado el cargo, los parlamentarios acceden a unos derechos individuales de representatividad, que no pertenecen a su partido, para ejercerlos sin imposiciones y con total libertad hasta el fin de la legislatura. Solo si aparecen sobres o contraprestaciones, la Justicia tiene algo que decir.
No ha sido así, al menos de momento, en el caso de Pablo Cambronero, el diputado de Ciudadanos que se pasó al Grupo Mixto tras la moción de censura fallida que los naranjas intentaron en Murcia. Su transfuguismo le ha hecho una buena faena a Inés...
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