El Palacio Nacional de Ajuda cobra una nueva vida en el corazón de Belém, uno de los barrios más emblemáticos de Lisboa. Es el hogar que lucirá rutilante para el Museo del Tesoro Real, que abrirá sus puertas el próximo mes de junio con una fastuosa colección de joyas de las familiares reales de Lusitania.
El historiador José Alberto Ribeiro ejerce ya como director de este museo llamado a convertirse en una parada imprescindible en la ruta histórica que marca los designios de Belém, pues no lejos se hallan el Museo Nacional del Carruaje, el Museo Naval, el Monasterio de los Jerónimos y el Monumento a los Descubrimientos, además de la Plaza del Imperio y del Jardín de Ultramar.
Una caja fuerte con 900 ejemplares de la colección de la más selecta joyería que ha llegado intacta hasta la actualidad se erigirá, sin duda, en una de las estrellas del edificio, incluidas las joyas de la corona y casi 6.400 piezas de oro.
Fue, precisamente, el rey José I de Portugal quien mandó construir el Real Paço de Nossa Senhora da Ajuda, que después cambió su nombre por Palacio Nacional de Ajuda. Las obras comenzaron después del gigantesco terremoto de 1755, cuando quedó destruida la morada real en el Paço da Ribeira, y vivieron un considerable retraso debido a la huida de la Familia Real a Brasil en 1807 huyendo del avance de Napoleón.
Ahora se abre una etapa de esplendor, más que nunca, gracias a este Museo del Tesoro Real, fruto de una inversión inicial de 30 millones de euros y de la triple tutela compartida por el Ayuntamiento, la Asociación de Turismo de Lisboa y el Ministerio de Cultura.
Parte del presupuesto (aunque no ha trascendido la cifra exacta) procede del cobro del seguro que recibió el Estado portugués por el robo de seis valiosas joyas de la corona ocurrido en el Museo Municipal de La Haya en 2002.
Pero el inmenso Palacio Nacional de Ajuda, que se alza majestuoso cuando se deja atrás la emergente zona de Alcántara, no estará en su totalidad a disposición del público.
Al menos, la facción denominada Ala Poniente quedará cerrada, tal vez pensando en una futura ampliación del museo. Así se recoge en el proyecto de remodelación que lleva a cabo el arquitecto local Joao Carlos dos Santos.
Pero el acervo, que se expondrá de forma permanente, aún puede ampliarse con piezas muy cotizadas. De hecho, José Alberto Ribeiro ha confirmado que el Estado portugués tiene intención de concurrir a la puja que se celebrará próximamente en la sala de Christie’s en Ginebra. Y es que saldrá a la venta una tira de zafiros y diamantes que perteneció a la reina María II.
El asesor para joyas antiguas Joao Julio Teixeira, quien integra el comité de expertos alrededor del nuevo museo, realza este objetivo al enfatizar que se trata de una de las grandes aspiraciones del Tesoro Real. «Por su importancia, tanto histórica como artística, esta joya debe ser adquirida por el Estado con el fin de enriquecer y completar el legado de joyería histórica», manifestó Teixeira.
En esta misma línea se inscriben las palabras del propio Ribeiro: «Es una tira representada en la iconografía de la primera reina constitucional portuguesa y, por tanto, tiene todo el sentido que sea incluida en la colección del museo». Y concluye: «Sabemos que estamos en unos tiempos difíciles a la hora de destinar tal o cual presupuesto y sabemos que existen otras preocupaciones en los museos, pero deberíamos intentar comprarla». Tal es su determinación que ya se ha puesto a buscar un mecenas que pueda sufragar la mayor parte de la operación.