El 25 de octubre el Consejo de Ministros aprobó un nuevo estado de alarma anticipando que transcurridos los primeros quince días solicitaría una prórroga del mismo por seis meses. Para mantenerlo en vigor hasta el 9 de mayo. La conmoción por la extensión de la excepcionalidad llevó al Gobierno a comprometerse a una revisión del mismo a los cuatro meses de vigencia.
Ese 9 de marzo el Gobierno no llevó a cabo ninguna revisión, superado por los coletazos de la tercera ola que golpeó con dureza el país tras las Navidades. Ahora, a poco más de un mes para llegar al 9 de mayo el Gobierno no tiene la certeza de poder prescindir de esa herramienta.
«Todavía no toca»
Por el momento en el seno del Ejecutivo quieren despejar el debate. «Queda más de un mes. Todavía no toca. Es pronto», señalan fuentes gubernamentales. El debate se va a sustanciar en plena campaña electoral en la Comunidad de Madrid, cuyo Gobierno es el único partidario de prescindir de este instrumento. El actual estado de alarma es el que permite limitar el número de personas que pueden reunirse, el que establece un toque de queda nocturno y el que habilita a los cierres perimetrales. Sin su paraguas jurídico los territorios se han visto con dificultades para establecer restricciones, con varios casos frenados en los tribunales.
No obstante, el Gobierno tiene capacidad para sortear una votación en el Congreso de los Diputados antes de las elecciones en Madrid. Podría solicitar una prórroga del actual, que precisaría la aprobación de la Cámara Baja. Si bien tendría margen para hacerlo después del martes 4 de mayo, también podría aprobar un nuevo decreto con nuevos términos por un periodo inicial de 15 días y que, en caso de tener que ser prorrogado, la votación no se llevase a cabo hasta la segunda mitad de mayo.
En el Gobierno, tanto la ministra de Sanidad, Carolina Darias, como la portavoz, María Jesús Montero, ya han dejado la puerta abierta en las últimas semanas a llevar el estado de alarma más allá de la fecha prevista. Ambas vincularon esta posibilidad a la evolución de la incidencia. Tras un mes de evolución muy positiva, en las vísperas de la Semana Santa las curvas de contagio están volviendo a subir. Y se espera que abril sea duro, aunque fuentes del Ejecutivo esperan unos incrementos que «nada tendrán que ver con la tercera ola». Por eso el mensaje oficial es no dar por hecha la prórroga.
La vicepresidenta primera, Carmen Calvo, señalaba esta semana en Radio Nacional que esperaba que para el 9 de mayo «se den las condiciones» para salir del estado de alarma. Pero con una incidencia actual superior a 150 casos por 100.000 habitantes parece impensable que en un mes esté por debajo de 50, que es el objetivo marcado de normalización. Para entonces sí espera el Gobierno que el mes de abril haya arrojado datos muy positivos en el ritmo de vacunación que puedan presentarse como aval de normalización y que, aunque no sirvan todavía para controlar los contagios, sí señalen claramente mejoras en los datos de fallecimientos y saturación hospitalaria.