El encanto era de Audrey Hepburn y la exuberancia desbordaba en Sofía Loren, pero nadie miraba como Elizabeth Taylor, de cuya muerte se cumplen hoy diez años. Suyos fueron los ojos violeta más penetrantes del séptimo arte –«el sueño de un prisionero», en palabras de Truman Capote–, capaz de fulminar desde arriba, como su malcriada Angela Vickers en ‘Un lugar en el sol’, o de la forma más felina, seduciendo a Paul Newman en ‘La gata sobre el tejado de zinc’.
Con ellos conquistó en pantalla a los actores más sensibles de Hollywood, desde James Dean a Montgomery Clift, hombres torturados a los que no solo les dio la réplica en ‘Gigante’ o 'El árbol de la vida’, sino la...
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